Laudato Si’… las atronadoras palabras de esta revolucionaria encíclica han despertado las conciencias de miles de personas, católicos y laicos de todo el mundo… Don Mimmo escribe en su canción «Si sta a terra» que si la Tierra pudiera hablar, gritar, nos diría que ya no tiene fuerzas para detener la muerte que los hombres sin conciencia están provocando.

Todos escuchamos este mismo clamor desgarrador cuando nos reunimos en la parroquia y elegimos la experiencia del Círculo, uniéndonos al Movimiento Laudato Si’.

Unidos en este camino, hemos vivido un pequeño milagro. Éramos pocos al principio, algunos sólo tenían en común la asistencia a la misma iglesia, el compromiso cívico en la ciudad, el conocimiento de Don Mimmo y Don Peppino, nuestros párrocos …

Los momentos vividos en los últimos meses, desde la Semana Laudato Si’ hasta el Tiempo de la Creación, nos han unido, nos han cambiado, han enriquecido nuestras vidas. Cada día compartimos noticias, pistas, ideas, propuestas para mejorar la calidad de vida en nuestro territorio, estamos convencidos de que el estilo de vida solidario con la Madre Tierra puede ser el inicio del punto de inflexión, puede dar un poco de esperanza a nuestro futuro.

Don Mimmo participa en nuestro círculo con amor a todos, con la alegría del párroco que sabe que ha abrazado el camino pastoral correcto, que sabe que la catequesis ordinaria debe, sí, «debe» nutrirse de la enseñanza de la encíclica del Papa Francisco, porque la Iglesia, todas las iglesias deben sentir la responsabilidad de formar fieles y comunidades conscientes de que la fe es también respeto y cuidado de la creación. La Madre Tierra, creada por Dios antes que el hombre, es generosa y como «madre» nos perdona todo, espera pacientemente a que su hijo se arrepienta, la cuide mejor y, mientras tanto, lo sigue alimentando…

Don Mimmo escribe sobre el lamento de esta madre, pero también escribe que si pudiera escuchar la voz de los pocos que la aman, sería feliz, encontraría la fuerza para resistir un poco más, el tiempo suficiente para que todos podamos salvarla y salvarnos …

Una serie de pasajes de la encíclica le han servido de inspiración, mezclados con la vida real, en el camino recorrido juntos. Nos dice, como el Papa, que hay esperanza: «El Papa Francisco nos llama a desarrollar una «amorosa conciencia» sobre esta casa que compartimos y a actuar sobre la base de los valores que están cerca de nuestros corazones». (LS 220).

Las notas de esta preciosa canción acarician nuestro pensamiento, la triste y dulce melodía parece arrullar en un abrazo a la Tierra, esa tierra atormentada, como canta en su texto en napolitano, inspirado en la experiencia de estos meses del Movimiento Laudato Si’, pero sobre todo desde la voluntad, desde la necesidad de dejar una huella, un mensaje inmediato, esa flecha de sabiduría concentrada que sólo los artistas saben lanzar, golpeando y sacudiendo las conciencias más dormidas.

Don Mimmo, este sacerdote enamorado de Dios, como escribe en otra canción, tan puro en el alma de un creyente y un pastor, fue inmediatamente el protagonista en mis pensamientos, cuando nos encontramos por primera vez en el Círculo … Me dije a mí mismo: «Aquí hay un hombre que sabrá leer los acontecimientos que viviremos juntos con la clave correcta, nos dará la alegría de estar en comunión para orar, la fuerza para no desanimarnos cuando nuestras acciones no tengan la participación deseada, será de ayuda en la divulgación de nuestro trabajo, como experto de la comunicación, pero sobre todo como poeta» …

Este maravilloso ser humano mira el mundo a través del lente de la belleza. Sabe que la belleza es el único camino sencillo, vital y necesario.