Del 6 al 18 de noviembre se celebrará la 27° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27), durante la cual los católicos tendremos una nueva oportunidad para cuidar la creación y lograr un acuerdo para el mundo.
Pero ¿qué es la COP 27?, ¿cuál es su historia? y ¿por qué es tan importante?
La sigla COP significa Conferencia de las Partes. Las “partes” son los signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), un tratado realizado en 1994, integrado por 197 partes (196 países y la Unión Europea). Un año después, en marzo de 1995, se celebró la primera COP en Berlín, Alemania.
La conferencia de 2022 será la 27ª reunión de las Partes. Este año, se celebra en el continente africano, más precisamente en la ciudad de Sharm El-Sheikh, Egipto.
Las conferencias de las Naciones Unidas sobre el cambio climático se encuentran entre las reuniones internacionales más importantes del mundo. Las negociaciones entre los gobiernos son complejas y en ellas participan funcionarios de todos los países, así como representantes de la sociedad civil y de los medios de comunicación social.
¿Qué pasará en Egipto?
Luego de la COP 26, en Glasgow, y sus “acuerdos insuficientes”, este año se busca acelerar la acción hacia los objetivos del Acuerdo de París y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Una delegación del Movimiento Laudato Si’ estará presente en Sharm el Sheikh, especialmente apoyando los esfuerzos de sus miembros y socios, centrándose en las NDC (contribuciones determinadas a nivel nacional) y la mitigación. Además, presentarán allí la película La Carta, para dar a conocer la encíclica Laudato Si’ y los esfuerzos de los católicos para cuidar de la casa común.
Nuestra casa común y nuestra familia común están sufriendo. La emergencia climática está provocando la subida de los mares, un planeta más cálido y un clima más extremo.
Está devastando las vidas de nuestros hermanos y hermanas más pobres. Al mismo tiempo, los biólogos estiman que estamos llevando a las especies a la extinción a un ritmo entre 100 y 1.000 veces superior al habitual. «No tenemos ese derecho» (LS 33). Este mes de noviembre, los países anunciarán sus planes para cumplir los objetivos del Acuerdo de París.
Considerando los diversos riesgos derivados de la crisis climática, se busca en esta conferencia que los países presenten objetivos ambiciosos de reducción de emisiones para el 2030 (NDC, por sus siglas en inglés), y mantener en 1.5 grados el incremento de la temperatura, para alcanzar el nivel cero a mediados de siglo.
Es nuestra responsabilidad como católicos alzar la voz de los más vulnerables e incidir por ellos. Es necesario y urgente trabajar juntos para conseguir estos objetivos y convertir las ambiciones en acciones, acelerando la colaboración entre los gobiernos, las empresas y la sociedad civil. Es por ello que como católicos debemos alzar la voz para cuidar nuestra casa común.
Muy Buenos dias Desde la creacion de la tierra hasta hoy en mundo globalizado, nuestro planeta ya llego a lo máximo de su intoxicación, a causa del ser humano donde los grandes capitales se han dedicado a la industrialización y explatacion del Carbon, La Utilización del Petroleo y otros derivados, que no pensaron el futuro de la humanidad, tal es asi que en el año 2019, Se dan la primera guerra biológica donde podemos apreciar el poder económico,
totalmente de acuerdo, tenemos que poner nuestro granito de arena y sumarnos con Laudato SI aplicando en nuestro metro cuadrado todos los esfuerzos por generar el cambio.
Que Dios nos ayude a socorrer a nuestros hermanos y hermanas pobres y marginados, por esta sociedad en donde prevalece la cultura del descarte y la ley del más fuerte. Hoy es necesario que cambiemos esos paradigmas, transformemos nuestro mundo. Hoy es pertinente que busquemos en adherirnos más nuestro Creador para plenificarnos y seguir embelleciendo nuestra Madre Tierra que ya gime de dolor y desolación. Tenemos que seguir cocreando con el Dador de vida, no de muerte. Ojalá que no nos hagan caso a nosotros, pero si a la Madre Tierra. Realmente, es hora que paremos. La Pandemia nos regaló un compas de espera para que el silencio de esa espera nos generará Esperanza, reconociéramos no somos nada sin la asistencia de ese Dios Uno y Trino que todo lo hace nuevo.
Ojalá que mi voz se escuchada.
Que Dios nos ayude a socorrer a nuestros hermanos y hermanas pobres y marginados, por esta sociedad en donde prevalece la cultura del descarte y la ley del más fuerte.
Hoy es necesario que cambiemos esos paradigmas, transformemos nuestro mundo.
Hoy es pertinente que busquemos en adherirnos más nuestro Creador para plenificarnos y seguir embelleciendo nuestra Madre Tierra que ya gime de dolor y desolación.
Tenemos que seguir cocreando con el Dador de vida, no de muerte. Ojalá que no nos hagan caso a nosotros, pero si a la Madre Tierra.
Realmente, es hora que paremos. La Pandemia nos regaló un compa de espera para que el silencio de esa espera nos generará Esperanza, reconociéramos no somos nada sin la asistencia de ese Dios Uno y Trino que todo lo hace nuevo.
Que Dios nos ayude a socorrer a nuestros hermanos y hermanas pobres y marginados, por esta sociedad en donde prevalece la cultura del descarte y la ley del más fuerte. Hoy es necesario que cambiemos esos paradigmas, transformemos nuestro mundo. Hoy es pertinente que busquemos en adherirnos más nuestro Creador para plenificarnos y seguir embelleciendo nuestra Madre Tierra que ya gime de dolor y desolación. Tenemos que seguir cocreando con el Dador de vida, no de muerte. Ojalá que no nos hagan caso a nosotros, pero si a la Madre Tierra. Realmente, es hora que paremos. La Pandemia nos regaló un compas de espera para que el silencio de esa espera nos generará Esperanza, reconociéramos no somos nada sin la asistencia de ese Dios Uno y Trino que todo lo hace nuevo.