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Movimiento Católico Mundial por el Clima define la conversión ecológica como la “transformación de los corazones y las mentes hacia un mayor amor a Dios, a los demás y a la creación. Es un proceso de reconocimiento de nuestra contribución a la crisis social y ecológica y de actuar de manera que se alimente la comunión: sanando y renovando nuestra casa común.”

Historia de la conversión ecológica en la Iglesia Católica

La conversión ecológica fue utilizada por primera vez en la Iglesia Católica por San Juan Pablo II durante su papado el 17 de enero de 2001.

San Juan Pablo II señaló que el hombre y la mujer fueron hechos a “imagen de Dios” y que Dios les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos y llenad la tierra y sometedla, y dominad los peces del mar y las aves del cielo y todo ser viviente que se mueve sobre la tierra” (Génesis 1:28).

Pero señaló que la relación no es “absoluta, sino ministerial”. Destacó cómo “la humanidad ha defraudado las expectativas de Dios” al devastar llanuras y valles, contaminar el agua y el aire y desfigurar el hábitat de la Tierra.

“Debemos, por tanto, alentar y apoyar la “conversión ecológica” que en las últimas décadas ha hecho a la humanidad más sensible a la catástrofe a la que se ha visto abocada”, dijo San Juan Pablo II.

Además, destacó los objetivos de dicha conversión, entre los que se encuentra volver a las relaciones correctas entre los seres humanos, Dios y el mundo, y vivir de acuerdo con ellas.

En Laudato Si’, el Papa Francisco se hace eco de San Juan Pablo II. Su Santidad identifica nuestra actual crisis ecológica como una “llamada a una profunda conversión interior”. Lo que todo el mundo necesita, escribe, es una “una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea” (LS 217).

Pero, ¿qué es una conversión ecológica?

En su libro Los diez mandamientos verdes de Laudato Si’, el P. Joshtrom Kureethadam, director de la Oficina de Ecología y Creación del Vaticano, escribe que una “conversión ecológica exige un retorno al Creador”, una vuelta a Dios con un espíritu humilde y genuino de arrepentimiento, reconociendo a Dios como Creador y fuente de todas las cosas, y reparando la relación rota con Dios y con los demás.

El P. Kureethadam también escribe que una “conversión ecológica exige una “vuelta” a la propia creación” como custodios cuidadosos y responsables.

Por qué experimentar una conversión ecológica

En Laudato Si’ (220), el Papa Francisco comparte las actitudes y los cambios en nuestro interior que pueden derivarse de una conversión ecológica: 

  • gratitud y gratuidad (reconocimiento de que el mundo es un don amoroso de Dios)
  • generosidad en el sacrificio y las buenas obras
  • conciencia amorosa de una comunión universal con el resto de la creación
  • mayor creatividad y entusiasmo para resolver los problemas del mundo
  • un sentimiento de responsabilidad basado en la fe

Cómo vivir una conversión ecológica

Reconocemos que la conversión es una gracia del Espíritu Santo que no depende totalmente de nuestras propias acciones.

Sabemos, sin embargo, que podemos abrirnos para estar disponibles para recibir la gracia a través de la oración y el compromiso y entrar en una forma de vida más acorde con los valores del Evangelio.

En su nivel más básico, una conversión ecológica implica cuatro pasos:

  1. Reconocer que hemos dañado la creación

“…debemos examinar nuestras vidas y reconocer de qué modo ofendemos a la creación de Dios con nuestras acciones y nuestra incapacidad de actuar” (LS 218). 

¿Cómo?

Leyendo informes científicos, como el Informe Planeta Vivo, los Informes del IPCC sobre el Cambio Climático; realizando un examen ecológico, comprobando nuestra propia huella de carbono, realizando una auditoría energética, revisando nuestros hábitos de consumo, buscando el despilfarro de alimentos/agua/energía.

  1. Arrepentimiento y vuelta al Creador

“¿No es cierto que un uso irresponsable de la creación comienza precisamente donde Dios es marginado o incluso negado? Si se olvida la relación entre el hombre, las criaturas y el Creador, la materia se reduce a una posesión egoísta, el hombre se convierte en la ‘última palabra’, y el propósito de la existencia humana se reduce a una lucha por el máximo número de posesiones posibles” (Papa Benedicto XVI, Audiencia General del 26 de agosto de 2009). 

“La conversión al Creador con un espíritu humilde y genuino de arrepentimiento es fundamental, si queremos sanar nuestra tierra y a nosotros mismos”, escribe el P. Kureethadam en Los diez mandamientos verdes de Laudato Si’.

¿Cómo?

Rezando, recibiendo el sacramento de la penitencia, restituyendo, leyendo y meditando la Escritura.

  1. Comprometerse a cambiar y convertirse en buenos custodios de la creación

Una conversión ecológica “debe traducirse en formas concretas de pensar y actuar más respetuosas con la creación” (Papa Francisco, mensaje del 1 de septiembre de 2016).

¿Cómo?

Viviendo Laudato Si’ en el día a día (cambiando estilos de vida, cultivando las virtudes y actitudes mencionadas en Laudato Si’ 220).

  1. Conversión comunitaria

La conversión ecológica tiene lugar a nivel personal, pero como señala el Papa Francisco, una conversión comunitaria es igualmente importante: “Los problemas sociales deben ser abordados por las redes comunitarias y no simplemente por la suma de buenas acciones individuales… La conversión ecológica necesaria para lograr un cambio duradero es también una conversión comunitaria” (LS 219).

¿Cómo?

Identifica la comunidad con la que estás conectado, por ejemplo, tu parroquia, un Círculo Laudato Si’, o un capítulo del MCMC; identifica la manera de transformarla para vivir Laudato Si’ y utiliza recursos útiles como esta guía ecoparroquial, recurso del Encuentro Laudato Si’.

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