Al Papa Benedicto XVI se le ha llamado el «papa verde». ¿Cuáles considera que son sus principales contribuciones a la doctrina católica sobre el medio ambiente que justifican ese título? 

El Papa Benedicto reconoció que el cuidado del medio ambiente es una obligación religiosa de reverencia que se debe a la Creación de Dios, que el cuidado de la Creación es un acto moral, que la sostenibilidad medioambiental es esencial para la paz cívica y el bienestar económico, y que dado que la riqueza y el consumo excesivo contribuyen a la pobreza, el desarrollo sostenible es una responsabilidad moderna.

¿Qué conexiones ve entre el Papa Benedicto y el Papa Francisco en la forma en que cada uno ha abordado la enseñanza sobre la importancia de cuidar la creación? ¿En qué difieren sus respectivos puntos de vista?

  • Tanto el Papa Benedicto como el Papa Francisco destacan la naturaleza moral del cuidado de la Creación, que es un don del Creador bondadoso. Ambos hablan de la necesidad de limitar el alcance de la tecnología con juicio ético.  Ambos afirman los derechos de las generaciones futuras y de los pobres a los bienes de la tierra. Ambos insisten en que los bienes de la Creación pertenecen a todos.
  • Entre las diferencias importantes se encuentra el mayor llamamiento a la transición de los combustibles fósiles que hace el Papa Francisco. El Papa Benedicto habla sabiamente de sobriedad y de la necesidad de desarrollar formas alternativas de energía, pero el Papa Francisco habla de la necesidad urgente de crear una transición sin demora. El Papa Francisco también comparte un sentido más profundo de aprecio por la fraternidad de todas las criaturas, que alaban a Dios a su manera.
  • Además, el Papa Benedicto tiene una visión más aprobada y matizada de la tecnología, considerándola una expresión de la libertad humana (véase a continuación).  Aunque el Papa Francisco también celebra los logros de la tecnología, se muestra más cauto ante los riesgos del paradigma tecnocrático y su mentalidad extractora y orientada al lucro.

¿Cómo considera que las enseñanzas del Papa Benedicto sobre la creación están vivas hoy en día? ¿Cómo podrían los católicos responder y vivirlas ahora y en el futuro?

  • Las enseñanzas del Papa Benedicto sobre la creación apuntan sabiamente a la integración del medio ambiente con todos los aspectos de la vida moderna y globalizada: la paz política, el bienestar social y económico, la dignidad humana y la justicia.  Los católicos pueden responder asegurándose de prestar toda su atención al cuidado de la creación como ciudadanos y como creyentes dedicados a promover la doctrina social católica. El verdadero desarrollo incluye el crecimiento espiritual y está arraigado en un compromiso personal con la caridad y el amor.
Las enseñanzas de un Papa Ecológico

El Papa Benedicto XVI ya era conocido como el “Papa verde” en 2008 (Newsweek).  Enumeró como pecados «la destrucción del medio ambiente, la riqueza excesiva y la creación de la pobreza».

Dos importantes publicaciones le otorgan este título:

El primero es el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2010, con el tema y título Si Quieres Cultivar la Paz, Protege la Creación, en el que se detallaba por qué el mal uso de la creación ha sido una de las principales causas de los conflictos mundiales. 

“El respeto a lo que ha sido creado tiene gran importancia, puesto que «la creación es el comienzo y el fundamento de todas las obras de Dios»[1], y su salvaguardia se ha hecho hoy esencial para la convivencia pacífica de la humanidad. En efecto, aunque es cierto que, a causa de la crueldad del hombre con el hombre, hay muchas amenazas a la paz y al auténtico desarrollo humano integral —guerras, conflictos internacionales y regionales, atentados terroristas y violaciones de los derechos humanos—, no son menos preocupantes los peligros causados por el descuido, e incluso por el abuso que se hace de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado. Por este motivo, es indispensable que la humanidad renueve y refuerce «esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos»” (Mensaje 2010, 1).

En segundo lugar se encuentra la encíclica Caritas in veritate, que contiene amplios apartados sobre la tecnología y la creatividad humana (68-71) y sobre la energía (49-52) y el agua como recursos que deben compartirse con justicia y prestando atención a la dignidad de la vida humana a todos los niveles.

A continuación, el Papa Benedicto XVI pasó de las palabras a los hechos.  Según National Geographic, «aprobó un plan para cubrir la sala Pablo VI del Vaticano con paneles solares, suficientes para alimentar la iluminación, la calefacción y la refrigeración de una parte de todo el territorio del país (que cubre, por supuesto, apenas una quinta parte de una milla cuadrada). Autorizó al banco del Vaticano a comprar créditos de carbono financiando un bosque húngaro que convertiría a la ciudad-estado católica en el único país totalmente neutro en carbono. Y varios años después, presentó un nuevo papamóvil híbrido que sería parcialmente eléctrico».

Además, durante su mandato, la Academia Pontificia de las Ciencias publicó un informe sobre el cambio climático en el que recomendaba a los líderes mundiales que redujeran las emisiones de dióxido de carbono, disminuyeran la contaminación existente y se prepararan para los impactos inevitables de un clima cambiante.

Las enseñanzas de Benedicto XVI contribuyeron a varios libros que comparten sus puntos de vista sobre el verdadero significado del progreso y el desarrollo, y lo que eso significa para nuestro planeta dotado de recursos limitados. Entre estos libros figuran Ten Commandments for the Environment  (Diez mandamientos para el medio ambiente), publicado en 2009, y The Environment (El medio ambiente), «que comparte su pensamiento sobre el derecho de todos a la alimentación, el derecho al agua y el compartimiento responsable», en 2012.

Caritas in veritate: 69. El problema del desarrollo en la actualidad está estrechamente unido al progreso tecnológico y a sus aplicaciones deslumbrantes en campo biológico. La técnica — conviene subrayarlo — es un hecho profundamente humano, vinculado a la autonomía y libertad del hombre. En la técnica se manifiesta y confirma el dominio del espíritu sobre la materia. «Siendo éste [el espíritu] “menos esclavo de las cosas, puede más fácilmente elevarse a la adoración y a la contemplación del Creador”»[1]. La técnica permite dominar la materia, reducir los riesgos, ahorrar esfuerzos, mejorar las condiciones de vida. Responde a la misma vocación del trabajo humano: en la técnica, vista como una obra del propio talento, el hombre se reconoce a sí mismo y realiza su propia humanidad.