“Cultivamos una «cultura del cuidado» (LS 231) de los demás, de nosotros mismos y de todos los seres vivos que comparten nuestra casa común. Honramos los dones y las limitaciones de los demás. Celebramos nuestras relaciones”.

El cuidado de las personas y del medio ambiente es un mensaje central de Laudato Si’. El Papa Francisco propone que pensemos en nuestra relación con el mundo y con todas las personas en términos del «cuidado». Al respecto, el cardenal Turkson señala que «el cuidado va más allá de la «administración». Los buenos administradores asumen su responsabilidad y cumplen con su obligación de gestionar y rendir cuentas. Pero se puede ser buen administrador sin sentirse vinculado. Sin embargo, si uno se preocupa, está conectado. Preocuparse es dejarse afectar por el otro, hasta el punto de cambiar el propio camino y las propias prioridades». (Cardinal Turkson)

Cuidarse los unos a los otros es un principio cristiano fundamental del amor. Juan 13: 34-35 dice «Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros«. En consecuencia, estamos llamados a amar cuidándonos los unos a los otros tanto como a la tierra, nuestra casa común. San Pablo dice: «Sírvanse unos a otros con amor» (Gal 5,13). El Papa Francisco nos anima a desarrollar una cultura del cuidado basada en el amor. «Junto con la importancia de los pequeños gestos cotidianos, el amor social nos mueve a pensar en grandes estrategias que detengan eficazmente la degradación ambiental y alienten una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad…..». (LS 231). Demostramos nuestro amor al prójimo cuando actuamos para su bien. ¿Quién es nuestro prójimo? Cuando a Jesús le hicieron esa pregunta, respondió con la historia del buen samaritano, Lucas 10:25-37. El buen samaritano vertió aceite y vino en las heridas del forastero que yacía indefenso en el camino de Jericó y lo puso en vías de recuperación. Cada uno de nosotros puede hacer lo mismo, especialmente con los pobres y los necesitados.

El principio de la doctrina social católica de la opción por los pobres y vulnerables nos anima a imitar el amor de Cristo por los pobres trabajando para crear una sociedad en la que las necesidades de los pobres se consideren siempre en primer lugar, especialmente sabiendo que son ellos quienes sufren las peores consecuencias de la crisis climática. En Laudato Si’, escribe el Papa Francisco, «el principio del bien común se convierte inmediatamente, como lógica e ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres. Esta opción implica sacar las consecuencias del destino común de los bienes de la tierra…» (LS 158). Además, el Papa Francisco propone una «conversión ecológica» (Laudato Si’, 219), que por supuesto requiere la práctica de «virtudes ecológicas» (Laudato Si’, 88). Esta conversión implica que los individuos y las empresas pongan la búsqueda del «bien común» al centro de sus preocupaciones (Laudato Si’ 158-159). Esto hace que los individuos estén menos centrados en sí mismos y los abre a la solidaridad, no sólo con los distintos tipos de pobreza y especies en peligro, sino también con las generaciones futuras, escuchando y compartiendo nuestro camino de peregrinos.

Como tal, el cuidado mutuo encarna un proceso sinodal por el que caminamos juntos como pueblo de Dios. A través del cuidado, nos escuchamos y dialogamos unos con otros y con la creación para el bien común. De este modo, como miembros del Movimiento Laudato Si’, caminamos juntos en sinodalidad y comunión con la Iglesia universal en un viaje de conversión ecológica.