Nuestra Directora Ejecutiva, Susana Réfega, tuvo la oportunidad de compartir un momento con el Papa Francisco al participar del simposio por el décimo aniversario de encuentros con movimientos populares, titulado “Plantando bandera frente a la deshumanización”. Allí habló del cuidado de la casa común y el trabajo del Movimiento Laudato Si’ también durante casi diez años.
Susana, al igual que otros representantes de movimientos populares, mostró al Papa Francisco el trabajo de los miembros del MLS alrededor del mundo durante el Tiempo de la Creación. Especialmente, hizo mención a Juan López, un activista honureño recientemente asesinado por defender la tierra; y a personas de Filipinas que organizaron un evento para defender el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles.
Mensaje de Susana Réfega con Motivo del Décimo Aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares
Buenos días. Gracias al Cardenal Czerny por sus amables palabras de bienvenida, y un cordial saludo a mis colegas. También me gustaría dar las gracias al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral por hacer posible este momento tan especial, en el que podemos fortalecer una cultura del encuentro a través de este evento que celebra el décimo aniversario del primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Me siento realmente muy feliz, humilde e inspirada de escuchar, ser testigo y compartir nuestras luchas y logros comunes junto a las hermanas y hermanos reunidos hoy alrededor de esta mesa, en esta sala y en todo el mundo.
Como miembro de un movimiento popular y de base, y coordinando un equipo de la secretaría que está al servicio del movimiento, puedo dar testimonio del inestimable papel que desempeñan los movimientos populares, no sólo en la vida de la Iglesia, sino en la sociedad y en la vida de tantas mujeres y hombres. El grupo al que pertenezco, Movimiento Laudato Si’, se formó justo antes de la publicación de la encíclica Laudato Si’. En los nueve años transcurridos desde su fundación, este movimiento ha crecido hasta abarcar a miles de líderes de base y cientos de organizaciones miembros en más de 100 países, convirtiéndose en un movimiento mundial de personas y en un movimiento de movimientos.
Cuidar de la madre Tierra, denunciar los pecados estructurales que nos han conducido a la crisis social y medioambiental a la que nos enfrentamos hoy, y luchar por la justicia climática es nuestra forma de luchar por tierra, techo y trabajo para todos. De hecho, los que menos han contribuido al cambio climático son los que más sufren: las tierras que cultivan se inundan y arden, sus alojamientos son destruidos por las tormentas y su trabajo se invierte en recuperarse de las enfermedades, el hambre y los conflictos que trae consigo el cambio climático. Nuestro hogar está ardiendo delante de nuestros ojos, y algunas élites siguen echando leña al fuego: combustible literal, combustible fósil.
Queremos el cambio y queremos ser protagonistas de nuestro futuro. Ahora mismo estamos en medio del Tiempo de la Creación, la celebración anual de oración y acción por nuestra casa común. Comienza el 1 de septiembre, Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y se extiende hasta el 4 de octubre, fiesta de San Francisco. A lo largo de este mes, los miembros del Movimiento Laudato Si’ y los cristianos de todo el mundo actúan, esperan y rezan con la creación.
Estamos viendo cómo actúa el Espíritu Santo en el modo en que cada comunidad local utiliza sus dones únicos para dar vida al Tiempo de la Creación. En Paraíba (Brasil), personas que no tuvieron la oportunidad de ir a la escuela cuando eran jóvenes dirigen ahora actividades para educar a otros sobre la ecología integral. En Techimantia, Ghana, las religiosas han desarrollado un servicio de oración en la “catedral de la creación”, inspirando a todos con sus reflexiones. En Filipinas, los líderes locales han organizado un evento público en favor del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles -una iniciativa mundial destinada a gestionar una transición justa y equitativa para abandonar el petróleo, el gas y el carbón- que ha reunido a obispos, organismos gubernamentales y representantes de las comunidades afectadas. Casualmente, mañana, 21 de septiembre, se celebra un Día Mundial de Acción por el Tratado de No Proliferación de los Combustibles Fósiles. Es una clara oportunidad para que los movimientos populares, las iglesias y los líderes religiosos se unan y exijan la eliminación urgente de los combustibles fósiles.
Éstas son sólo algunas de las innumerables maneras en que los líderes de base de todo el mundo están sembrando semillas de esperanza durante el Tiempo de la Creación. Y el propio Tiempo de la Creación es sólo una de las formas en que las comunidades responden al clamor de la Tierra y al clamor de los pobres.
Cada día, líderes locales de todo el mundo defienden sus territorios de las industrias que perjudican a la tierra y a sus habitantes, al tiempo que reclaman una transición energética justa. Como dijo el Papa Francisco en su mensaje al primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares, “la vida de todos tiene prioridad sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos”. Trágicamente, el derecho de las personas a vivir en un planeta que satisface abundantemente nuestras necesidades es algo que algunos poderosos intereses no pueden acatar.
En lugares como Honduras, Colombia y Estados Unidos, por citar sólo algunos ejemplos, los líderes de los movimientos populares son con demasiada frecuencia acosados o incluso asesinados cuando se atreven a pedir que se proteja a sus comunidades de la extracción de combustibles fósiles, la minería y la tala.
A pesar de los desafíos, los movimientos populares muestran una enorme resistencia y valentía. En Honduras, el capítulo del Movimiento Laudato Si’ reza por Juan López, activista asesinado recientemente por defender la tierra, al tiempo que codirige un diplomado en ecología integral. En Colombia, donde cerca de 80 defensores del medio ambiente fueron asesinados en 2024, los Animadores Laudato Si’ organizan diálogos ecológicos y preparan intervenciones para la reunión de la ONU sobre la biodiversidad. En Estados Unidos, donde los defensores de las energías limpias en la cuenca del Pérmico son a menudo acosados, hombres y mujeres se unen para reflexionar sobre las enseñanzas de nuestra fe de cuidar el don de la creación.
Los miembros del Movimiento Laudato Si’, y de tantos otros movimientos populares, hacen su trabajo no porque sea fácil, sino porque es necesario. Nuestros miembros luchan contra el pecado estructural en todas sus formas, desde la codicia desenfrenada por los recursos naturales hasta la voluntad de pisotear los derechos de las personas vulnerables, pasando por el afán de fingir que es más fácil vivir en un planeta destruido que buscar soluciones como una transición energética justa, cambios en la dieta y nuevas formas de economía.
La gente tiene derecho a vivir en un mundo con un clima estable, agua limpia y aire respirable, un mundo que perdure para nuestros hijos y nietos. Este es el mundo que nuestro Creador nos prometió. Para protegerlo, cada uno de nosotros está llamado a unirse a los movimientos cada vez más numerosos para cuidar la creación, detener la producción de combustibles fósiles y cuidarnos los unos a los otros como Dios manda.
Los movimientos populares como el Movimiento Laudato Si’, y como tantos otros en todo el mundo y también presentes hoy aquí, son una corrección útil del statu quo. En lugar de concentrar el poder en manos de unos pocos, los movimientos populares como el nuestro se regocijan en el poder distribuido de muchos. Estamos comprometidos con un mundo mejor y sabemos cómo seguir luchando a través de los desafíos para lograr el cambio.
Esta semana, aquí en Roma, asistí a una reunión en el Dicasterio para la Cultura y la Educación, y en los pasillos me sorprendió una maravillosa exposición de la artista Julie Polidoro. Tuve la suerte de que la artista estuviera presente ese día, y pude escuchar en primera persona lo que contaba sobre su obra. Su obra provoca emoción y reflexión sobre nuestra relación con el mundo, unos con otros, y con muchos de los retos a los que nos enfrentamos, como el cambio climático y las migraciones forzosas. Pasé largo rato contemplando el cuadro que da nombre a la exposición, un gran cuadro con un cielo profundo y nubes en movimiento de colores cálidos e inquietantes. El título del cuadro me pareció una metáfora de lo que somos como movimientos: “Hoy es el mañana de ayer”.
“Hoy es el mañana de ayer”. Rezamos para que el Espíritu Santo nos recuerde siempre y nos dé la fuerza de ser conscientes de nuestra responsabilidad por el hoy, ¡pues ya es el ayer del mañana!