
Los líderes religiosos se pronuncian: obispos a favor de la desinversión en combustibles fósiles y la justicia climática
Mientras el mundo se reúne en Belém, Brasil, para COP30, líderes religiosos de todo el mundo alzan sus voces al unísono. Desde Roma hasta Alemania y Canadá, declaran que la desinversión en combustibles fósiles no es solo una decisión financiera, sino una responsabilidad moral arraigada en la fe, la justicia y el cuidado de nuestra Casa Común.
En un momento en el que los efectos del cambio climático se aceleran —inundaciones, incendios y olas de calor que afectan a millones de personas—, estos líderes nos recuerdan que la fe debe guiar nuestra respuesta. El llamamiento a la conversión ecológica, inspirado en Laudato Si’, resuena en sus palabras: debemos actuar no solo por el planeta, sino también por las personas que lo habitan.
Una elección moral: la fe ilumina todos los aspectos de la vida
El cardenal Augusto Paolo Lojudice, arzobispo de Siena-Colle di Val d’Elsa-Montalcino y obispo de Montepulciano-Chiusi-Pienza, capta la profundidad espiritual de esta decisión:
«Nuestro compromiso con la desinversión no es solo una decisión económica, sino también moral: un testimonio de que la fe debe iluminar todos los aspectos de la vida, incluida la forma en que cuidamos nuestra Casa Común. La descarbonización es un acto de justicia, de amor por los pobres y de esperanza para las generaciones futuras».
En sus palabras, el acto de desinvertir en combustibles fósiles se convierte en una expresión moderna del Evangelio, un signo vivo de amor por la creación y de solidaridad con quienes sufren los efectos de la degradación medioambiental. Nos recuerda que la dependencia de los combustibles fósiles no solo alimenta la contaminación, sino también los conflictos globales y la desigualdad.
Conversión ecológica en acción
Desde el corazón de Italia, el arzobispo Paolo Giulietti, de Lucca, destaca que la conversión ecológica debe comenzar con acciones concretas de la comunidad:
«El compromiso de la Iglesia con una conversión ecológica seria, orientada a proteger la tierra y sus criaturas, también implica decisiones comunitarias específicas que mejoran las prácticas institucionales e inspiran decisiones personales».
Sus palabras reflejan un movimiento creciente dentro de la Iglesia: uno que integra la sostenibilidad en la vida diocesana, desde proyectos de energía renovable hasta carteras de inversión libres de combustibles fósiles. Para Giulietti, la desinversión no es solo una cuestión de dinero, sino de formar comunidades que vivan en armonía con la creación y reflejen el amor del Creador.
Las finanzas responsables como forma de testimonio
En Alemania, el Dr. Jörg Mayer, presidente del Arbeitskreis Kirchlicher Investoren (AKI), subraya la dimensión ética de la gestión de los recursos financieros por parte de las instituciones religiosas:
«Invertir dinero no significa renunciar a la responsabilidad. Al contrario: al excluir a las empresas que obtienen beneficios del carbón o del petróleo y el gas no convencionales, asumimos ante Dios y ante la humanidad la responsabilidad de lo que ocurre con nuestro dinero».
Esto nos recuerda que la fe y las finanzas no son ámbitos separados. La AKI y las instituciones protestantes de Alemania han adoptado directrices de inversión ética basadas en los valores cristianos, que excluyen a las industrias nocivas y premian a las empresas con objetivos climáticos basados en la ciencia.
Su enfoque encarna los principios de lo que ellos denominan «inversión orientada al impacto»: invertir no solo para evitar daños, sino también para promover activamente el cuidado de la creación y la justicia intergeneracional.
Apoyando al Sur Global
Para el P. Thomas Hollweck SJ, Provincial de los Jesuitas en Europa Central, la urgencia moral es personal y global:
«El cambio climático amenaza nuestro medio ambiente y la vida en nuestro planeta. Los más afectados son los pobres del Sur Global, que son los que menos contribuyen a las causas del cambio climático y solo disponen de medios limitados para protegerse».
Hace un llamamiento a las instituciones europeas para que actúen en solidaridad con los más vulnerables, reconociendo el desequilibrio entre quienes causan la crisis climática y quienes soportan sus cargas más pesadas.
Al desinvertir en combustibles fósiles, los jesuitas no solo están reformando sus prácticas financieras, sino que también están apoyando a las comunidades más afectadas por la crisis ecológica y reafirmando su compromiso con la justicia intergeneracional.
Fe por una justicia climática sin fronteras
Heike Hardell, consejera eclesiástica sénior y directora financiera de la Iglesia Evangélica Luterana del Norte de Alemania (Nordkirche), transmite un claro mensaje de responsabilidad y esperanza:
«No invertimos en la destrucción de la creación, sino en su preservación. Como Iglesia, también queremos enviar un mensaje: por una economía que promueva la vida, por una justicia climática que no conozca fronteras».
Sus palabras capturan la esencia de la custodia cristiana: la convicción de que la Tierra ha sido confiada a la humanidad no para su explotación, sino para su cuidado.
Las comunidades religiosas lideran donde los gobiernos se quedan atrás
Lorna Gold, directora ejecutiva del Movimiento Laudato Si’, celebra este momento histórico:
«La desinversión en combustibles fósiles es un imperativo moral en respuesta a la creciente crisis climática. Dado que los gobiernos siguen sin estar a la altura, es muy alentador ver que los grupos religiosos están tomando la iniciativa».
De hecho, las instituciones religiosas se han convertido en pioneras del cambio. Más de 1700 organizaciones religiosas de todo el mundo se han comprometido a desinvertir, lo que supone miles de millones en activos redirigidos hacia la energía limpia y el desarrollo sostenible.
Su liderazgo lo dice todo: mientras los sistemas políticos intentan actuar, las comunidades religiosas están mostrando cómo es la conversión ecológica en la práctica: un movimiento que va de la oración a la política, y de las palabras al testimonio.
Un momento Kairos para toda la Iglesia
El Consejo Mundial de Iglesias califica este momento como un «momento kairós», un punto de inflexión decisivo en la lucha por la justicia ecológica. El reverendo profesor Dr. Jerry Pillay, secretario general del CMI, afirma:
«Las personas creyentes deben asegurarse de no ser cómplices de las causas mismas de la emergencia climática. Verificar que nuestros bancos, pensiones y seguros no causen daño es un imperativo moral hacia los niños y las generaciones futuras».
Su llamamiento destaca la importancia de la transparencia y la supervisión ética en todas las instituciones. La postura del CMI nos recuerda que la acción climática comienza con la integridad y que incluso las decisiones financieras más simples pueden tener repercusiones a largo plazo.
Esperanza en cada acción
Para la Revda. Dra. Rachel Mash, de Green Anglicans, el movimiento de desinversión es una fuente de esperanza en medio de la incertidumbre global:
«Ante tantas malas noticias, celebramos el compromiso de 57 instituciones religiosas de desinvertir. Cada acción cuenta… cada elección cuenta».
Ella utiliza la imagen de una roca gigante que ya está rodando cuesta abajo, impulsada por millones de manos que empujan por el cambio. Las instituciones religiosas que se unen al movimiento de desinversión añaden fuerza e impulso a esa roca, demostrando que la acción colectiva puede transformar la desesperación en esperanza.
Un testigo canadiense
En Canadá, Agnes Richard, animadora del capítulo Canadá del Movimiento Laudato Si’ – Canadá, agradece el liderazgo de la Arquidiócesis de Gatineau:
«Debemos estar continuamente alerta para que el funcionamiento habitual de un sector energético altamente contaminante no pueda continuar y se desaliente en cada oportunidad».
Su decisión, tomada hace casi una década y reafirmada hoy, demuestra que el compromiso a largo plazo con la justicia climática es posible y poderoso. Es un recordatorio de que las instituciones religiosas pueden mantenerse firmes incluso en regiones económicamente vinculadas a los combustibles fósiles.
Finanzas basadas en la fe: un nuevo camino a seguir
Tal y como se describe en las Directrices para la inversión ética y sostenible de la Iglesia Protestante Alemana, una estrategia de inversión sensible al clima no es solo financiera, sino que es un reflejo de los valores cristianos:
«Detener la crisis climática es de especial importancia… Se trata del respeto por toda forma de vida, de la responsabilidad hacia quienes más sufren y del cuidado de las generaciones futuras».
Esta afirmación resume la esencia de la acción climática basada en la fe actual: amar la creación significa transformar los sistemas que la dañan.
Invertir en la esperanza
Desde Italia hasta Alemania, desde Canadá hasta el Sur Global, estas voces se unen en torno a una convicción: desinvertir en combustibles fósiles es un acto de fe, esperanza y amor.
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