Marzo 2025

Guía Mensual de Oración

Por familias en crisis, para que encuentren la esperanza en el don de la Creación

Página editorial

Este recurso es una guía para que los miembros de nuestro movimiento la utilicen colectiva o individualmente cada mes. Cada mes esta guía de oración ofrece reflexiones y testimonios de diferentes miembros de nuestro movimiento global para inspirarte a rezar, contemplar, reflexionar y actuar por la creación. 

Acojamos este año extraordinario como un tiempo para Brindar Esperanza, celebrando el 10º aniversario de Laudato Si’ y del Movimiento Laudato Si’, junto con los 800 años del Cántico de las Criaturas. Estos notables hitos nos invitan a renovar nuestro compromiso con el cuidado de la creación, la protección de nuestra casa común y la profundización de las conexiones que nos unen como una única familia global.

Este año, estamos fijando nuestras intenciones mensuales de acuerdo con las intenciones de oración del Papa para 2025, pero con una perspectiva de Laudato Si’. Que todos nos sintamos inspirados para actuar con valentía, amar con determinación y brindar esperanza a nuestra casa común, paso a paso.

Escuchar el canto de la creación

Intención del mes:

Por familias en crisis, para que encuentren la esperanza en el don de la Creación

 

Cita del mes:

“La esperanza nos invita a reconocer que siempre hay una salida, que siempre podemos reorientar el rumbo, que siempre podemos hacer algo para resolver los problemas” (LS 61).

Oración por las familias y la esperanza

Querido Señor,
Vela por nuestra Tierra herida y por quienes viven en ella.
Querido Señor,
Vela por nuestra Tierra herida y por quienes viven en ella.
Especialmente cuida de nuestras familias.
A los que ya sufren las consecuencias de la crisis ecológica y social.
Las que están preocupadas por lo que les espera y por el futuro de sus hijos.
Los que se encuentran divididos por los problemas que atraviesan nuestras sociedades, en las que algunos son dolorosamente conscientes de lo que ocurre en nuestro mundo y otros no.
Apóyalos con tu amor.
Todos tenemos que hacer frente a estos problemas, que son demasiado grandes para nosotros, y que se derivan de la inconsistencia humana.
Ayúdanos a no dejarnos abrumar por la oscuridad.
Concédenos saborear siempre la belleza de tu Creación.
Concédenos ver el capullo que nace, la semilla que brota y todos los signos silenciosos del crecimiento de tu Reino.
Concédenos oír tu voz que nos habla.
Que nunca dejemos que la llama de la esperanza se apague dentro de nosotros y a nuestro alrededor.
Amén.

Anne Doutriaux, Coordinadora de Laudato Si’ Francia.

Escuchar el Clamor de la Creación

Reflexión mensual para profundizar en nuestra conversión ecológica

Conversion at the school of fragility

Marc Sandrin, Laudato Si’ Animator, Croissy sur Seine, France

Mi hija Emmanuelle, a sus 36 años, habla sin palabras. Sus ojos -profundos, intensos, llenos de vida- lo dicen todo. Su rostro es un libro abierto de emociones, pero sus manos siguen atrapadas en movimientos repetitivos y su cuerpo se esfuerza por expresar lo que su corazón siente tan nítidamente.
No habla. No crea como el mundo espera. Pero da: su presencia, su risa, sus silenciosas invitaciones a frenar y ver.
Cuidar de Emmanuelle significa sintonizar con los detalles más pequeños: el brillo de sus ojos cuando quiere algo, la petición tácita de consuelo en un momento difícil. Significa aprender a tener paciencia, profundizar en el amor y abrazar un ritmo de vida sin prisas.
Le encanta pasear por la naturaleza, observando atentamente todo lo que la rodea. A veces se ríe a carcajadas, con una alegría incontenible. Miramos a nuestro alrededor, intentando ver lo que ella ve. Y en esos momentos, nos enseña a maravillarnos de nuevo ante el mundo.
A través de Emmanuelle, hemos conocido a personas extraordinarias. Cuidadores que, a pesar de los retos de su trabajo, aportan amabilidad y alegría. Aziza, una mujer marroquí que fue su cuidadora a domicilio durante años, se convirtió en una amiga muy querida, alguien capaz de sobrellevar los días más duros con gracia.
Hemos tenido la bendición de conocer a otros padres que recorren un camino similar, aquellos que se enfrentan a los retos de criar a niños con discapacidades. Su fuerza, su alegría y su amor inquebrantable han dejado una profunda huella en nuestros corazones. Estos padres nos han enseñado a encontrar la belleza en la sencillez, a adoptar el arte de las soluciones sobrias cuando nos enfrentamos a retos. Nos han enseñado que la fuerza se encuentra a menudo en los momentos más silenciosos, en los humildes actos de cuidado y amabilidad que no exigen atención pero hablan por sí solos.
Nuestra comunidad de Foi et Lumière ha sido otro faro de apoyo. Es un lugar donde las personas con discapacidad intelectual, sus familias y amigos se reúnen una vez al mes para compartir momentos de la vida, a menudo sencillos, a veces lentos, pero siempre profundamente significativos. Es una comunidad en la que no tiene que ocurrir nada extravagante para que nos sintamos animados. Nos reunimos en solidaridad, escuchando con paciencia a los más frágiles de entre nosotros, aprendiendo a saborear cada minuto en un mundo que va demasiado deprisa. Es la antítesis del consumismo que daña implacablemente nuestra Tierra. Aquí, en este espacio sagrado, recordamos lo que es verdaderamente importante.
Por supuesto, nuestra vida es diferente a la de los padres que no se enfrentan a estas luchas particulares. Nuestros otros hijos han sentido a menudo el peso de nuestra atención hacia Emmanuelle. Pero al cuidar de ella, hemos aprendido un profundo respeto por la vida, que va más allá de nuestras propias necesidades y se extiende a las necesidades de la Creación misma. El Papa Francisco, en Fratelli Tutti (188), escribe:
«Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad… Significa hacerse cargo del presente en su situación más marginal y angustiante, y ser capaz de dotarlo de dignidad».
Todo está conectado. Emmanuelle nos revela esta profunda verdad cada día. A través de ella, estamos llamados a ir más despacio, a escuchar no sólo con los oídos sino también con el corazón, a fijarnos en los gestos más pequeños y a encontrar la maravilla en los momentos más cotidianos. Su presencia nos desafía a salir de las prisas del mundo y ver de verdad: ver la belleza de la vida, la dignidad de cada alma y el carácter sagrado de la Creación.
En estos momentos silenciosos, sin palabras, recordamos los valores centrales del Movimiento Laudato Si’: que la Tierra es una casa común, que hay que proteger a los más vulnerables y que todos estamos interconectados en esta frágil red de vida. La vida de Emmanuelle, en su sencillez y pureza, nos enseña a honrar la Tierra no consumiéndola, sino viviendo amablemente en ella.

Preguntas para la reflexión

  • ¿ De qué manera te resuena la historia de Emmanuelle?
  • Piensa en la realidad en la que vives y en lo adaptada que está para las personas con discapacidad. ¿Cómo afecta a esa realidad la crisis climática en la que vives?
  • Normalmente tendemos a ver las cosas que son diferentes de la «norma» en nuestras vidas como limitaciones y dificultades. Escuchando cómo Marc se vio impactado por la vida de Emmanuelle, ¿cuáles son algunos de los retos de tu propia vida que te han ayudado a comprender mejor que todo está conectado y a prestar más atención a la creación?

Escuchar la llamada de la Creación

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