En una serie de mensajes para comenzar el año 2022, el Papa Francisco renovó su llamamiento a la comunidad internacional para «descubrir y aplicar soluciones comunes» para hacer frente a la crisis de la biodiversidad y la emergencia climática en el nuevo año.

Al dirigirse al Cuerpo Diplomático de la Santa Sede a principios de esta semana, el Papa Francisco dijo que la migración, la pandemia del COVID-19 y la crisis climática han «demostrado claramente que no podemos salvarnos solos y por nosotros mismos: los grandes desafíos de nuestro tiempo son todos globales.»

Su Santidad reconoció que, incluso después de la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en Glasgow el pasado mes de noviembre, aún queda mucho por hacer para que el mundo cumpla los objetivos del Acuerdo de París. «2022 será otro año fundamental», dijo.

El Papa Francisco señaló la «creciente conciencia colectiva de la urgente necesidad de cuidar nuestra casa común, que sufre la explotación constante e indiscriminada de sus recursos.»

Recordó a Filipinas y a otras naciones del Pacífico que son especialmente vulnerables a los efectos cada vez más graves de la crisis climática, a pesar de tener poco que ver con las emisiones de gases de efecto invernadero que, según los científicos, son la fuente principal de la crisis.

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El mes pasado, más de 400 personas murieron en Filipinas a causa del tifón Rai, el decimoquinto y más mortífero tifón que ha azotado la nación insular del sudeste asiático en 2021.

«Precisamente esta constatación debería impulsar a la comunidad internacional en su conjunto a descubrir y aplicar soluciones comunes. Ninguno puede considerarse exento de este esfuerzo, ya que todos estamos implicados y afectados en igual medida», dijo el Papa Francisco.

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Con motivo de la celebración de la 55ª Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero de 2022, el Santo Padre destacó cómo el «grito de los pobres y el grito de la Tierra se hacen oír constantemente, suplicando justicia y paz».

«El medio ambiente, de hecho, ‘está en préstamo a cada generación, que debe entregarlo a la siguiente’. Debemos estimar y alentar a todos los jóvenes que trabajan por un mundo más justo, que se preocupa por salvaguardar la creación que se nos ha confiado. Lo hacen con inquietud, entusiasmo y, sobre todo, con sentido de la responsabilidad ante el urgente cambio de rumbo que exigen los desafíos que surgen de la actual crisis ética y socioambiental.»

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