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En las últimas semanas, Brasil batió un récord histórico en 15 años, por los kilómetros de selva amazónica deforestada. Luego de la presión internacional, el gobierno anunció en la COP que para 2028 esto tendrá un fin.

La deforestación en la Amazonía brasileña ha aumentado casi un 22% con un área de más de 13 mil km2 arrasada en el lapso de un año, según un balance del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil.

Los datos satelitales del Inpe han reflejado que entre el 1 de agosto de 2020 y el 31 de julio de 2021 se perdieron 13.235 kilómetros cuadrados, lo que marca un crecimiento, el tercero consecutivo desde la entrada del Gobierno de Jair Bolsonaro.

El papel de Brasil en la mitigación del cambio climático se considera clave. Luego de numerosas presiones internacionales, en la COP26 el gobierno brasileño presentó un compromiso en el que aseguraron poner fin a la deforestación ilegal de la selva amazónica para 2028. 

Ellos aseguran haber intensificado sus acciones para combatir la deforestación ilegal con una mayor presencia de efectivos en el terreno en los últimos 90 días, enfocada en los 23 municipios con mayor incidencia de crímenes ambientales. La deforestación es en particular atribuida a actividades ilegales de minería y ganadería.

«El resultado es fruto de un esfuerzo persistente, planificado y continuo de destrucción de las políticas de protección ambiental bajo el gobierno de Bolsonaro”, dijo en un comunicado Marcio Astrini, secretario ejecutivo de la red Observatório do Clima, que reúne a las principales ONG e institutos ambientalistas que actúan en Brasil, incluidos WWF y Greenpeace.

El ministro de Medio Ambiente de Brasil, Joaquim Leite, ha calificado de “inaceptable” los permanentes aumentos de las tasas de deforestación en la Amazonía y garantiza que el gobierno será más “contundente” frente a la tala ilegal.

“Vamos a actuar de forma contundente, vamos a tener más recursos” y proceder de forma enérgica “para eliminar la deforestación ilegal en la Amazonía”, ha afirmado Leite en una rueda de prensa.

Brasil es el hogar de la mayor parte de la selva tropical más grande del mundo. Los árboles del Amazonas absorben grandes cantidades de dióxido de carbono que, de otro modo, calentarían el planeta.