«Alabadle por sus grandes hazañas, alabadle por su inmensa grandeza … ¡Todo cuanto respira alabe a Yahveh!» (Salmo 150, 2.6).

«Cada criatura tiene su propio propósito. Ninguna es superflua… Desde los panoramas más amplios a la forma de vida más ínfima, la naturaleza es una continua revelación de lo divino… se entiende mejor la importancia y el sentido de cualquier criatura si se la contempla en el conjunto del proyecto de Dios… La interdependencia de las criaturas es querida por Dios».

Por Fray Wellington Buarque, Orden de Hermanos Menores
Animador Laudato Si’ y de la Provincia Franciscana de San Antonio de Brasil

«Los recursos de la tierra también están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva. La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios. Las diversas especies contienen genes que pueden ser recursos claves para resolver en el futuro alguna necesidad humana o para regular algún problema ambiental.

«Pero no basta pensar en las distintas especies sólo como eventuales «recursos» explotables, olvidando que tienen un valor en sí mismas. Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana. Por nuestra causa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con su existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho» (LS 32-33).

 La biodiversidad es un bien común esencial para la supervivencia de la humanidad en la Tierra. Además del valor en sí mismo que tiene cada especie, como parte de la obra de Dios, la biodiversidad es esencial para la vida humana por los servicios ecosistémicos que puede proporcionar.

En una lectura atenta de Laudato Si’, encontramos que el término biodiversidad se menciona ¡10 veces! Viendo lo que nos dice el Papa Francisco en Laudato Si’, nos damos cuenta una vez más de la inconmensurable importancia y valor que tiene la conservación de la diversidad ecológica para el cuidado de nuestra casa común. Esto ha sido respaldado por diversos estudios científicos, que anualmente tienen sus resultados publicados por renombradas revistas científicas conocidas en todo el mundo.

El valor de la biodiversidad ha sido ampliamente reconocido por los gobiernos y la sociedad civil en su conjunto, además de la creciente preocupación por parte de las grandes religiones por el cuidado de nuestra casa común.

Para nosotros, católicos comprometidos con el cuidado de la creación de Dios, ¡no ha sido diferente! Y la carta encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, desde su publicación en 2015, ha contribuido a sensibilizarnos cada vez más sobre este problema.

La pérdida de biodiversidad, debemos recordar, es un hecho natural que siempre se ha dado en la naturaleza, dado que los procesos evolutivos han llevado, a lo largo de la historia natural, a la extinción de muchas especies, por no haber presentado lo que los científicos llamamos «éxito evolutivo.»

Lo que hemos visto, sin embargo, es que esta pérdida de biodiversidad se ha potenciado de forma dramática, y se ha agravado en los últimos dos siglos, principalmente como consecuencia de la acción humana. Es decir, la especie humana, con su acción e intervención en la naturaleza, ha acelerado la extinción y desaparición de especies de fauna y flora, debido a su forma indiscriminada de explotar y extraer los recursos naturales.

Se estima que la tasa de extinción de especies es hoy hasta 1.000 veces superior a la natural, precisamente como consecuencia de la intervención humana. Y sobre esto Laudato Si’ nos dice: «No tenemos derecho» (LS 33).

En las últimas décadas se han realizado algunos acuerdos internacionales que pretenden frenar esta pérdida acelerada de especies, que está intrínsecamente relacionada con el aumento progresivo de la temperatura global, así como con la explotación y devastación incontrolada de los espacios naturales para destinarlos a la agricultura y la ganadería.

 

Participa en el Encuentro de Oración de julio el viernes 2

Así es: la industria agropecuaria ha sido una de las principales responsables de la degradación de importantes biomas (en Brasil, por ejemplo, la Amazonia), con el fin de crear nuevas áreas para pastos y monocultivos, ¡lo que ha llevado a la pérdida y extinción de especies aún desconocidas para la ciencia!

Aun así, es importante mencionar que, por ejemplo, en la década de 1960, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estableció la llamada Lista Roja de Especies Amenazadas. Esta lista se ha convertido en un importante recurso para recopilar y proporcionar información valiosa sobre el estado de conservación de las especies, con diferentes criterios para clasificar las amenazas y vulnerabilidades de las miles de especies ya conocidas y estudiadas en todo el planeta.

Es sumamente importante luchar juntos contra la emergencia climática y la crisis de la biodiversidad. Así es como nosotros, católicos, podemos vivir nuestra fe y cuidar de todos los miembros de la creación.

Estamos llamados a firmar la petición «Planeta Sano, Gente Sana» que indicará a los líderes mundiales en dos próximas Conferencias de las Naciones Unidas cómo cuidar de nuestra casa común de la forma en que el Papa Francisco nos enseña en Laudato Si’.

En noviembre, en la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), los países deben anunciar sus planes para cumplir los objetivos del histórico acuerdo climático de París de 2015.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad (COP15), en octubre, los líderes mundiales podrán establecer objetivos significativos para proteger la creación. Estos objetivos son muy necesarios para definir los planes de gestión y conservación de la biodiversidad, y deben ser adoptados por los países por ser una decisión que tendrá un impacto significativo en la reducción o detención de las tasas de pérdida de biodiversidad.

Wellington Buarque es fraile de la Orden de los Hermanos Menores y pertenece a la Provincia Franciscana de San Antonio de Brasil, con sede en Recife.

Preguntas de reflexión:

  1. Piensa en las diferentes especies que encuentras en tu vida cotidiana. ¿Piensas en ellas como miembros de la creación? Si no es así, ¿qué pasos puedes dar para adoptar un enfoque que considere a todos los miembros de la creación como parte del reino de Dios?
  2. Firmar la petición «Planeta sano, gente sana» es un comienzo para garantizar que los líderes mundiales aborden la crisis de la biodiversidad y la emergencia climática. ¿Cuál es otra forma de ampliar esta labor viviendo tu fe y ayudando a difundir el mensaje?

Esta reflexión y preguntas fueron adaptadas del Encuentro Laudato Si’ de julio. Este recurso espiritual se produce mensualmente para uso de los Animadores Laudato Si’, los Círculos Laudato Si’ y todos los demás católicos, para ayudarlos a acercarse más a nuestro Creador. 

Puedes encontrar el recurso completo, así como las ediciones anteriores, aquí. ¿Tienes una idea para un futuro recurso o una entrada de blog? Envíanos un correo electrónico haciendo clic aquí