Por Caroline Kiiru y Fr Eduardo Agosta

«Porque todas las criaturas están conectadas, cada una debe ser valorada con afecto y admiración, y todos los seres nos necesitamos unos a otros. Cada territorio tiene una responsabilidad en el cuidado de esta familia» (Laudato Si’, 42)

La biodiversidad está disminuyendo a nivel mundial, siendo la pérdida de hábitat, la deforestación, el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras las principales fuerzas impulsoras. En diciembre de 2022, 196 países firmaron el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal prometiendo “vivir en armonía con la naturaleza” para 2050 y “detener y revertir la pérdida de biodiversidad” para 2030. Este marco ha proporcionado una estructura muy necesaria para que las naciones aborden la pérdida de biodiversidad y asegurar nuestra casa común.

La biodiversidad saludable es vital, y las razones son tanto utilitarias como intrínsecas. Los seres humanos dependen de la biodiversidad para obtener alimentos, agua y refugio, y la biodiversidad también regula el clima, la purificación del agua, la polinización y la dispersión de semillas, lo que en consecuencia permite el crecimiento de los alimentos.

Es importante crear conciencia sobre la biodiversidad y su alarmante tasa de extinción para garantizar que todas las formas de vida puedan continuar interactuando de manera saludable y equilibrada y para evitar dañar la economía global.

Este Día Internacional de la Biodiversidad es un llamado a todos para que asumamos nuestro papel en el cuidado de la naturaleza. El tema «Del acuerdo a la acción: reconstruir la biodiversidad» se centra en la implementación de acciones efectivas para apoyar la biodiversidad.

Desafortunadamente, las actividades humanas están acelerando la pérdida de biodiversidad porque cuando invadimos hábitats, contaminamos cuerpos de agua, interrumpimos las rutas de migración, etc., no solo impactamos la biodiversidad sino, en el peor de los casos, amenazamos la existencia continua de las criaturas con las que compartimos el planeta.

Este es el caso de los biomas de la Amazonia y el Congo, dos importantes sumideros de carbono en la Tierra donde continúa la deforestación debido a la agricultura, el desarrollo de infraestructura y las industrias extractivas. Los impactos de estas acciones no solo contribuyen a la crisis climática, sino que también tienen un impacto mucho mayor en las comunidades indígenas y locales de estas regiones.

La Amazonía está en crisis debido a la deforestación, los incendios, el cambio climático y la contaminación que amenazan la supervivencia de la selva. Los ríos están cada vez más contaminados por la industria extractivista petrolera, minera, agrícola​ y maderera. Esta inmensa presión, si no se reduce o detiene, dañará irreversiblemente la Amazonía y el planeta en general en un futuro muy cercano.

En el Congo, vemos la intención del gobierno de abrir áreas protegidas a la explotación de petróleo y gas, lo que descaradamente va en contra de abordar la crisis climática. Las turberas son un sumidero de carbono eficaz: absorben más carbono de la atmósfera del que producen. Los sumideros de carbono son esenciales para combatir la crisis climática y proteger la salud del planeta.

Como ha escrito el Papa Francisco en Laudato Si’:

«No basta pensar en las distintas especies sólo como eventuales «recursos» explotables, olvidando que tienen un valor en sí mismas. Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana. Por nuestra causa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con su existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho.»

Hacemos un llamado a nuestros líderes para que realicen esfuerzos sostenibles a través del diálogo y la inclusión en línea con el tema de este año. Necesitamos un liderazgo ambicioso y repensar cómo interactuamos con la biodiversidad y la naturaleza y abordar el daño ya causado por nuestros sistemas actuales. Esta es nuestra casa común, y todos debemos hacer nuestro papel para cuidarla.

La Iglesia en el Congo y la Amazonía viene trabajando arduamente en la última década en la búsqueda de la conservación y restauración de la Biodiversidad, y el respeto de los derechos humanos fundamentales de los pueblos que las habitan para un desarrollo humano integral. 

En los próximos días, se publicará ​el mensaje, «Recuperar la biodiversidad nos concierne a todos«, que ha sido escrito en colaboración entre “Réseau Ecclésial de la Forêt du Bassin du Congo” (REBAC) y “Red Eclesial Panamazónica” (REPAM). La profundidad del mensaje permitirá a los lectores comprender la complejidad y los desafíos que enfrentamos en estos Biomas vitales de la Tierra y más allá, así como los compromisos de la Iglesia para marcar la diferencia y hacer un mundo mejor y más justo para todos.