Por Maria Antonietta Manna
Animadora Laudato Si ‘del equipo italiano de eco-espiritualidad, y animadora comunitaria senior del proyecto CEI Policoro

Maria Antonietta Manna

«Menos es más» (LS 222). Una llamada a la sobriedad, a la sencillez, a la suficiencia, a la sostenibilidad, a la espiritualidad del asombro, al sentido de la comunión con la naturaleza. Este es el corazón de las intervenciones de los acreditados ponentes y de las reflexiones de los participantes de toda Europa en el Taller Internacional ELSiA «Espiritualidad y Ecología después de Laudato Si'», celebrado en Taizé del 12 al 14 de noviembre, en el que tuve la gran alegría de participar, por invitación de la Comisión Italiana de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).

Un camino a través de los diferentes matices de la eco-espiritualidad, en una experiencia personal y, al mismo tiempo, comunitaria, de conocimiento, meditación, comparación, que enriquece el mundo interior. En un momento histórico marcado al mismo tiempo por la crisis climática y la crisis sanitaria, es necesario sacar a la luz el arco iris que está dentro de nosotros, que nada ni nadie puede apagar. Contiene los colores de la experiencia de la creación, la propia creación de la que formamos parte, donde nos encontramos con nuestro Creador, que diseñó el mundo desde el amor y la sabiduría.

 Todos los miembros de la creación siguen un ritmo, experimentan las relaciones, conforman su propia identidad de grupo, comprenden la interconexión y la interdependencia, viven y luchan por los principios de justicia de la Tierra, con la plena conciencia de que sólo hay un Dios, el Creador.

De ahí surge esa narrativa de la creación en la que la espiritualidad encuentra su fundamento y, a través del sentido de la historia, se integra en la visión global del mundo: la hermandad de los miembros de la creación, el valor intrínseco de todas las criaturas, los vínculos entre sí, con la naturaleza y con Dios, un proceso de interacción armoniosa en los diferentes aspectos de la sociedad.

En un mundo actual que asiste a una crisis ecológica sin precedentes, es necesario alimentar la esperanza, alejarse del consumismo agitado, abrirse a las relaciones olvidadas y a la gracia, redescubrir la alegría, que necesita tiempo y dedicación, ya que la ecología integral pone en juego nuestras responsabilidades como administradores de una creación que nos ha sido dada.

Es necesario conectar nuestra espiritualidad con el compromiso, tomando ejemplo de los «santos de la ecología» como San Ignacio de Loyola, Santa Hildegarda de Bingen, Fray Roger fundador de la comunidad de Taizé, que vivieron y transmitieron su sentido de comunión con la naturaleza, cada uno en su propio lugar y espacio. La gratitud, la humildad, la justicia, la moderación, la alegría, la serenidad, el cuidado, la generosidad y el sentido puro de la vida deben acompañar siempre nuestro camino eco-espiritual.

También se dedicó un momento al arte de Laudato Si’, en el que se presentaron objetos realizados con material de desecho por la Animadora LS Daniela Manna, algunos de los cuales se convertirán en adornos navideños para el árbol comunitario de su pueblo. Un ejemplo de una espiritualidad que inspira, pequeñas acciones concretas que inician ese proceso de transformación y cambio que necesitamos para sanar nuestras relaciones con nuestro planeta y nuestro Creador.

 Volvemos a nuestros destinos enriquecidos, motivados en nuestro compromiso y conscientes de que «la espiritualidad cristiana propone un modo alternativo de entender la calidad de vida, y alienta un estilo de vida profético y contemplativo, capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por el consumo». (LS 222)