“Salvaguardar la Creación es una forma de amar, de pasar gradualmente de lo que yo quiero a lo que el mundo de Dios necesita.” Patriarca Ecuménico Bartolomé

Con motivo de la celebración de la cumbre COP26 en Glasgow, representantes de distintas confesiones religiosas se reunieron en la sede de la Fundación Pablo VI para reflexionar sobre el cambio climático.

La Conferencia Episcopal Española organizó este encuentro, en el que colaboraron una docena de entidades del ámbito de la ecología integral. Creando un foro de diálogo con representantes de la Iglesia ortodoxa, la Comisión Islámica, la Comunidad Judía, la Iglesia Evangélica y el Cardenal Omella, en el nombre de la Iglesia Católica.

Una oportunidad para realizar una llamada a trabajar juntos, de modo que la religión sea un factor de compromiso social y de trabajo en común, aspecto que todos los participantes destacaron. Además de entender la figura del Hombre como el centro de la Creación, al cual se le ha encomendado su custodia.

El rabino de comunidad de Madrid, Moshe Bendahan, trató sobre la importancia de la educación en valores, y llevar conductas coherentes con lo que hemos aprendido. Que como señaló posteriormente Mohamed Ajana, Secretario de la Comisión Islámica en España, debe empezar desde un compromiso individual.

Alfredo Abad, Presidente de la Iglesia Evangélica, indicó la gran responsabilidad  que tienen las religiones en cuanto a la justicia climática y como debe ser incorporado a sus enseñanzas. Tal y como amplió el Archimandrita Demetrio, del Patriarcado Ecuménico de la Iglesia Ortodoxa, el cuidado de la casa común debe ser una dimensión más de la fe, que debe buscar el equilibrio entre la creación y el desarrollo humano.

El Cardenal Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, invitó a reflexionar sobre la ética en la transformación y el desarrollo humano, de una gran complejidad, sobre el que se debe trabajar. Resaltando que no podemos hablar de dos crisis separadas, una social y otra climática, sino de una de gran envergadura.

Finalmente todos los participantes destacaron un llamamiento hacia una mayor fraternidad, que comprenda una solidaridad con las generaciones futuras. Ya que es mucho más aquello que une a las religiones, y en lo que pueden trabajar, que en sus divergencias.