El cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral ha participado en el IV Congreso Internacional sobre el Cuidado de la Creación que se celebró este lunes en la Universidade Católica Portuguesa en el marco de la JMJ

En el marco de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, que comienza mañana, 1 de agosto, en Lisboa, el Movimiento Laudato Si’ ha organizado el IV Congreso Internacional sobre el Cuidado de la Creación en la Universidade Católica Portuguesa. El evento ha sido planteado como un encuentro entre jóvenes y expertos, quienes este lunes ofrecen sus reflexiones acerca de la realidad climática actual y cómo ser artífices de ese cuidado de la Casa Común. 

En este sentido, la apertura del congreso ha corrido a cargo del cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, quien ha reflexionado, a la luz de la encíclica Laudato Si’ acerca del compromiso de los jóvenes con la ecología integral, así como los estilos de vida requeridos “para una nueva humanidad”. “Es un tema con un tono sorprendentemente profético”, ha dicho Czerny, “porque se relaciona directamente con el punto crucial de la historia: estos tiempos que se llaman antropoceno”.

De esta manera, el purpurado ha explicado que el antropoceno “es una nueva época geológica que nombra un asombroso punto de inflexión en la historia de nuestro planeta”, ya que “nunca antes el homo sapiens había vivido en una época así”, en la que, “de una manera abrumadora”, los humanos “han alterado significativamente todos los sistemas de la tierra: la atmósfera, los océanos, los continentes y los ecosistemas, toda la comunidad de vida en la tierra”. Y, como consecuencia de ello, “ahora estamos experimentando tendencias inquietantes: el hielo está desapareciendo, los océanos son más cálidos y ácidos, el nivel del mar aumenta, hay un clima extremo que lleva a sequías, inundaciones y eventos catastróficos como incendios forestales”. 

“La actividad humana que causa las emisiones de gases de efecto invernadero es la causa del calor excesivo”, ha continuado Czerny, subrayando que, por ello, “más de 90 países ya han firmado los Acuerdos de París y han establecido objetivos para alcanzar emisiones netas cero para mediados de siglo”. Sin embargo, “lo que se está haciendo no es suficiente y los resultados no alcanzan el objetivo. Así que las cosas empeorarán”.

Por todo ello, con Laudato Si’, tal como ha señalado el cardenal, “el Papa nos ayuda a pensar esto humana, espiritual y teológicamente”, ya que, en la encíclica, Francisco “reformula la enseñanza de la Iglesia sobre la Creación, sobre el entorno natural que es nuestra cuna única de vida orgánica, al resaltar el hecho ignorado de que los humanos son una parte integral del sistema de la Tierra y ahora están dando forma colectivamente a su futuro”. 

“En estos tiempos sin precedentes”, ha aseverado, “el Evangelio nos llama a cambiar la forma en que vivimos, actuamos y oramos”. Además, Czerny ha apuntado que “estos tiempos están tan necesitados de nuevos significados, valores frescos y, sobre todo, ejemplos vivos de personas, comunidades e instituciones que encarnan una nueva humanidad”. 

Por todo ello, con Laudato Si’, tal como ha señalado el cardenal, “el Papa replantea la enseñanza de la Iglesia sobre la Creación, sobre el entorno natural que es nuestra cuna única de vida orgánica, al resaltar el hecho ignorado de que los humanos son una parte integral del sistema de la Tierra y ahora están dando forma colectivamente a su futuro”, e invita “con urgencia al mundo a entablar un diálogo honesto sobre cómo construiremos el futuro del planeta”. 

Nueve acciones concretas

Para lograr emisiones netas cero, Czerny ha señalado que “se necesita una transformación rápida en todos los sistemas globales: cómo impulsamos nuestras economías, cómo transportamos personas y bienes, cómo alimentamos a una población en crecimiento y que envejece”. Para ello, reconoce que “se necesitan muchas acciones importantes para que la transición sea sostenible”. Y, en este sentido, ha señalado los algunos de los principales cambios necesarios:

  1. LOGRAR CERO EMISIONES PARA MEDIADOS DE SIGLO: significa una transición seria y rápida de una economía de combustibles fósiles a una economía de energía limpia en todo el mundo.
  2. BOSQUES Y HÁBITATS PROTEGIDOS: Detener la deforestación, especialmente en cuencas hidrográficas de importancia mundial como la Amazonía y el Congo; plantar árboles para aumentar el enverdecimiento de la tierra y una menor tasa de de carbono.
  3. PROTEGER LA BIODIVERSIDAD Y LOS HÁBITATS y detener la degradación de los ecosistemas. Muchos países piden la protección del 30 % de los entornos terrestres y marinos para 2030. El objetivo 30/30 se considera mínimo.
  4. CIUDADES. Ahora albergan a más del 57% de la población mundial, ocupando el 3 % de la tierra, pero son responsables de la mayor parte del consumo mundial de energía y de las emisiones de gases de efecto invernadero. Las ciudades amigables con las personas requieren más transporte público, más caminatas y ciclismo “natural”.
  5. TRANSPORTE: Un cambio rápido a muchos menos automóviles privados y a combustibles más ecológicos para todos los modos de transporte.
  6. AGRICULTURA. Necesita regenerarse y producir alimentos nutritivos de una manera que restaure la salud del suelo, reduzca la huella de carbono y proteja el clima, los recursos hídricos y la biodiversidad.
  7. ECONOMÍA Y FINANZAS. La búsqueda frenética de ganancias que ignora el bien común en la naturaleza y la sociedad debe dar paso a una economía y finanzas responsables.
  8. EDUCACIÓN: Tanto los docentes como los educandos comprometidos con la educación ambiental deben ser capaces de ayudarse a sí mismos ya todos “a crecer en la solidaridad, la responsabilidad y el cuidado compasivo” (LS210) dentro de la gran red de la vida.

Ecología integral para todos

Czerny ha finalizado su alocución recordando que, “religiosos o no, podemos estar de acuerdo hoy en que la tierra es una herencia compartida, cuyos frutos están destinados a beneficiar a todos hoy y mañana”. “Para los creyentes, esto se convierte en una cuestión de fidelidad al Creador, ya que Dios creó el mundo para todos”. En consecuencia, “no está de acuerdo con el plan de Dios que este don se use de tal manera que sus beneficios favorezcan solo a unos pocos. Esto pone en serio cuestionamiento los hábitos injustos de una parte de la humanidad”. “De ahí que”, ha subrayado, “todo enfoque ecológico necesite incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los pobres y los desfavorecidos”.