Inspirado en la intención del Papa Francisco de noviembre de la Red Mundial de Oración por el Papa, por “las personas que sufren de depresión o agotamiento extremo”, el Diálogo Laudato Si’ sobre “¿Cómo convertir la angustia climática en acción climática?”, sembró esperanza para todo el mundo.

Participaron expertos en salud mental y crisis climática que compartieron sus conocimientos, con estadísticas reales de lo que está sucediendo, sobre todo entre niños y jóvenes, animando a tomar acción con esperanza. 

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La doctora Jennifer R. Marlon, investigadora científica y profesora de la Escuela de Medio Ambiente de Yale y del Programa de Comunicación sobre el Cambio Climático de Yale, explicó cómo se integran los distintos grupos de personas ante la crisis climática.

Judith Anderson, Alianza de Psicología del Clima, se dedicó a profundizar en los estudios que documentan que esto afecta especialmente a los jóvenes. 

Por su parte, Benson Makusha, de la Juventud Estudiantil Católica Internacional, dio testimonio de cómo los jóvenes de África están sufriendo, y el 60% de los habitantes del continente son diariamente afectados por la crisis climática. 

Finalmente, Erin Lothes, profesora asociada de Teología en la Universidad de Santa Isabel (Nueva Jersey, EE.UU.) y Directora del Programa de Animadores de Laudato Si’ del Movimiento Laudato Si’, hizo en hincapié en el costado espiritual, lo fundamental para salir adelante y tomar acción.

Las principales reflexiones de los oradores
  • Jennifer R. Marlon, Programa de Comunicación sobre el Cambio Climático de Yale

Comenzó comentando sobre los motivos por los que los jóvenes asisten a una marcha por el clima. Existen tres grupos: los que no tienen mucha esperanza hasta que llegan y encontrarse con otros en la misma situación los motiva; los que tienen esperanza, pero tienen una obligación a actuar de todos modos: y los que tienen esperanza, y ven la importancia de manifestarse. 

“Los huracanes, las sequías, los fuegos forestales, son algunas razones que preocupan a las personas. Pero también el liderazgo político convierte la crisis climática en un problema serio”.

Marlon explicó cómo se integran los distintos grupos de personas ante la crisis climática, según una encuesta realizada en los Estados Unidos en diciembre de 2020: un 26% están alarmados; un 29%, preocupados; mientras que, del otro lado, hay un 12% dudosos, y un 8% que desestima el problema. 

  • Judith Anderson, Alianza de Psicología del Clima

Las estadísticas de Anderson fueron impactantes: “Más de la mitad de los jóvenes creen que no van a tener acceso a las mismas posibilidades que sus padres tuvieron; piensan que las cosas que más valor tienen para ellos serán destruidas. Y creen que la humanidad está en riesgo”.

Además, “el 67% de los jóvenes se siente triste o con miedo; el 62% ansioso, y otros enojado o sin poder”.

Ella agregó que“ocho de diez jóvenes piensan que las personas que tienen poder han fallado; mientras que, el 39% de los jóvenes dudan de tener hijos por estos motivos”.

“Los niños están sufriendo una herida moral por la inacción de los gobiernos”.

  • Benson Makusha, Juventud Estudiantil Católica Internacional

“Casi 18 millones de personas han tenido que irse de su lugar de origen por la falta de alimentación. Ellos son migrantes climáticos”. 

“El 60% de las personas en África están sufriendo las consecuencias del cambio climático”.

“Como jóvenes y estudiantes, ¿cuál es nuestro futuro? ¿Qué acciones debemos tomar?”.

“Debemos hablar con los jóvenes, mostrarles amor y preocupación, y decirles que lo que están sintiendo es real y normal”.

  • Erin Lothes, Movimiento Laudato Si’

“Una respuesta basada en la fe para los que están involucrados en la crisis climática, serían dos palabras: solidaridad y espiritualidad”.

“Hablar de solidaridad siempre ha sido un modo de poner el amor en acción, poner los valores en vida y sentir que nos estamos moviendo juntos en crear el tipo de mundo que queremos”. 

Erin habló de tres vacíos: el de conocimiento, de quienes no se informan lo suficiente, o no quieren; el de la preocupación, cuando las personas piensan que tienen más tiempo o hay cosas más urgentes; y el de acción, cuando las personas son conscientes del problema pero no saben qué hacer.

“El sufrimiento de las personas no es algo trivial. Tenemos que reconocer de modo sincero la pregunta de ¿por qué Dios está dejando que esto suceda? Es una duda teológica y debemos buscar la respuesta en nuestra fe cristiana, con esperanza y fe en quién es Dios”.