Mi nombre es Mariel Wall, soy de México. Conocí al Movimiento Laudato Si’ en 2017 cuando participaba del grupo Ecológico “Ecocrea”, en la iglesia San José del Altillo de los Misioneros del Espíritu Santo. Este grupo, junto con el MLS, me dieron la oportunidad de combinar mi pasión por el cuidado del medio ambiente y el crecimiento en mi espiritualidad cristiana.
En esa época, estaba estudiando la licenciatura en Ciencias de la Tierra. Al estar en la universidad pública, muchos de mis profesores y compañeros se declaraban ateos o en contra de la Iglesia Católica. Entonces era complicado defender mi punto de vista respecto a la obligación cristiana de cuidar la creación, incluso después de la publicación de la encíclica Laudato Si’.
Pese a estas circunstancias, nada me detuvo y perseveré en mi crecimiento espiritual, enriqueciendo mi conocimiento en el cuidado de la creación desde una perspectiva cristiana.
Laudato Si’ fue para mi una gran alegría y un parteaguas en mi vida. Ya no estaba disociada mi vida académica de mi espiritualidad, pude encontrar un punto de encuentro entre mi ser científica y mi religión.
En 2017 hice el curso de Animadores Laudato Si’, me certifiqué y ese mismo año viajé a Costa Rica al Simposio de la Fundación Ratzinger Laudato Si’. Aunque no era formalmente un encuentro de animadores, pude conocer a Tomás Insúa, Director Ejecutivo del Movimiento Laudato Si’, y a Abad, un animador de Costa Rica. Fue increíble coincidir y compartir experiencias.
En 2018 el movimiento publicó una vacante para coordinar la dirección de medio ambiente de la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá. En ese momento, mis ojos se abrieron y me llené de emoción, porque iba a poder trabajar en lo que había estudiado y combinarlo con mi fe.
Aunque no sabía de qué se trataban las jornadas, pues nunca había ido a una, apliqué y a los dos meses ya estaba en Panamá. Fue mi primer trabajo y mi primera vez fuera del país, lejos de mi familia. Durante la semana de la jornada se vió reflejado todo el esfuerzo de los 9 meses de trabajo. Se contó con un espacio Laudato Si’, una cruz con peticiones colgadas en listones, murales en mantas circulares llamadas paracaídas por el planeta y una hora santa ecológica a cargo de Cristóbal Fones S.J. También hubo un retiro para los animadores del movimiento y se anunció la creación de la Generación Laudato Si’ en la tarima principal.
Trabajar en la jornada fue para mi un sueño hecho realidad, además del aprendizaje en ciertos temas de educación ambiental, gestión de residuos y trabajo con las comunidades locales. Fue una etapa de crecimiento en mi espiritualidad, de afianzar mi confianza en Dios y de profundizar en mi vida de oración.
Regresando a México, formé parte de la coordinación como asesora del Capítulo México del Movimiento Laudato Si’. Actualmente formo parte del grupo de animadores del Valle de México y en algunas ocasiones apoyo a organizar webinars y otras actividades.
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