Con demasiada frecuencia el debate sobre el cuidado de la creación y la lucha para detener la crisis climática termina por descontrolarse. Una persona tiene su conjunto de «hechos», y la otra persona también.

Pero la verdad es evidente y, como personas de fe, estamos llamados a estudiar la verdad, proclamarla y usarla para cuidar la creación de Dios. “Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios […] no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana” (LS 217).

A continuación, 10 mitos comunes sobre el cuidado de nuestra casa común.

1. El clima siempre ha cambiado.

El clima ha cambiado a lo largo de la historia, pero los científicos dicen que el cambio climático que estamos viendo ahora en todo el mundo es causado por los seres humanos que liberan en la atmósfera más gases de efecto invernadero que atrapan el calor.

«Los gases de efecto invernadero – principalmente el CO2, pero también el metano – han contribuido a la mayoría de los cambios climáticos en el pasado de la Tierra», según Skeptical Science, un sitio web que aborda el escepticismo sobre el cambio climático.

«Cuando se redujeron, el clima global se volvió más frío. Cuando se incrementaron, el clima global se volvió más cálido. Cuando los cambios eran grandes y rápidos (como lo son hoy en día), las consecuencias para la vida en la Tierra eran a menudo nefastas – en algunos casos causando extinciones masivas».

2. Los científicos discrepan sobre la crisis climática.

Alrededor del 97 por ciento de los científicos del clima están de acuerdo con la ciencia de la crisis climática. Tomado de la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio (NASA) en los EE.UU.:

«Múltiples estudios publicados en revistas científicas de prestigio muestran que el 97 por ciento o más de los científicos del clima que publican regularmente, están de acuerdo: Las tendencias de calentamiento del clima durante el último siglo son muy probablemente consecuencia de la actividad humana. Además, la mayoría de las principales organizaciones científicas de todo el mundo han hecho declaraciones públicas que respaldan esta posición».

Mira el siguiente video para más información.

3. El ciudadano promedio no puede hacer nada ante un problema tan grande.

Las acciones de una persona no van a detener la emergencia climática. Pero las acciones de una persona pueden cambiar su vida y, a su vez, influir en otros y en las comunidades en las que vive y trabaja.

«Una casa con paneles solares puede llevar a otros en el vecindario a instalar sus propios paneles solares. De la misma manera, tendemos a ahorrar nuestro consumo de electricidad cuando comparamos nuestras facturas de servicios públicos con las de nuestros vecinos», informa el New York Times.

Los ciudadanos comunes de todo el mundo también pueden acudir a sus funcionarios electos y asegurarse de que están haciendo del cuidado de la creación una prioridad de primera índole. Tales acciones pueden llevar a cambiar el mundo mucho más rápido de lo que pensamos.

De National Geographic: “En solo 15 años, los coches reemplazaron a los caballos en muchos lugares. Durante miles de años nos las arreglamos sin plástico, y luego en unas pocas décadas estaba en todas partes. A lo largo de la historia, hemos sido a la vez ingeniosos inventores y rápidos en adoptar nuevas tecnologías. Con la voluntad popular y las políticas adecuadas, no tendremos ningún problema en crear nuevas infraestructuras de energía y transporte, bienes fabricados sin toxinas ni emisiones de carbono, productos biodegradables sustitutivos del plástico».

4. Los católicos no deberían preocuparse por el cambio climático ni la ciencia.

Los antecedentes de católicos que se preocupan por la creación se remontan a milenios, desde la historia de la creación en el libro del Génesis.

A lo largo de toda la historia de la Iglesia, innumerables personas, santos y papas han reconocido que es nuestro deber cuidar la creación de Dios.

Lee más: 10 santos que aún hoy nos inspiran al cuidado de la creación

Hoy en día, los católicos de todo el mundo también se guían por los  siete principios de la Doctrina Social de la Iglesia, uno de los cuales es «cuidar de nuestra casa común».

A principios de este año, el Vaticano explicó que el cuidado de la creación es vital para la fe católica.

En junio, con ocasión del quinto aniversario de Laudato Si’, todos los dicasterios del Vaticano – sus ministerios o departamentos – trabajaron juntos para publicar directrices ambientales prácticas que guiarán a la Iglesia universal en los próximos años.

Estas primeras directrices pretenden ser operativas, y sugieren medidas concretas para que la Iglesia implemente Laudato Si’.

Las directrices enmarcan la inversión en combustibles fósiles como una decisión ética, a la par de otras opciones éticas importantes.

El documento sugiere que los compromisos éticos de las instituciones católicas deben conducir a  evitar “el apoyo a empresas que sean dañinas para la ecología humana o social, como el aborto y las armas, y para la ecología ambiental, por ejemplo, los combustibles fósiles.”

Haz clic aquí para leer “En camino para el cuidado de la casa común: Cinco años después de Laudato Si’”.

5. La Biblia dice que los humanos «son soberanos» sobre todo lo demás, por lo que estamos facultados para hacer lo que queramos con la tierra.

Genesis 1, 28 dice, “. . . «Dios los bendijo y les dijo: ‘Sed fecundos y multiplicaos, poblad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y cuantos animales se mueven sobre la tierra’”.

¿Qué quiere decir “dominad”? El Papa Francisco aborda la cuestión en detalle en Laudato Si’.

“No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada. Esto permite responder a una acusación lanzada al pensamiento judío-cristiano: se ha dicho que, desde el relato del Génesis que invita a « dominar » la tierra (cf. Gn 1,28), se favorecería la explotación salvaje de la naturaleza presentando una imagen del ser humano como dominante y destructivo” (LS 67).

El Papa Francisco explica, dejando claro que tal interpretación “no es una correcta interpretación de la Biblia como la entiende la Iglesia”.

“ . . . debemos rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados a imagen de Dios y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un dominio absoluto sobre las demás criaturas. Es importante leer los textos bíblicos en su contexto . . .” (LS 67)

El Papa Francisco continúa citando Génesis 2, 15, que dice: “El Señor Dios tomó al hombre y le puso en el jardín de Edén para que lo cultivase y lo guardase”.

“‘Mientras «labrar» significa cultivar, arar o trabajar, «cuidar» significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar. Esto implica una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza. Cada comunidad puede tomar de la bondad de la tierra lo que necesita para su supervivencia, pero también tiene el deber de protegerla y de garantizar la continuidad de su fertilidad para las generaciones futuras” (LS 67).

6. No hay forma de saber cuánto ha cambiado el clima porque no tenemos registros de hace cientos de años.

Es cierto que no tenemos un termómetro de hace miles de años, escribe Christina Nunez de National Geographic.

«Tenemos otros registros que nos ayudan a averiguar cómo eran las temperaturas en el pasado lejano. Por ejemplo, los árboles almacenan información sobre el clima en el lugar donde están enraizados. Cada año, aumentan su grosor y forman nuevos anillos. En años más cálidos y húmedos, los anillos son más gruesos. Los árboles viejos y la madera pueden decirnos sobre las condiciones de hace cientos o incluso miles de años.

«Las ventanas al pasado también están enterradas en lagos y océanos. El polen, las partículas y las criaturas muertas caen al fondo de los océanos y lagos cada año, formando sedimentos. Los sedimentos contienen una gran cantidad de información sobre lo que había en el aire y el agua cuando cayeron. Los científicos desvelan este registro insertando tubos huecos en el fango para recoger capas de sedimento que se remontan a millones de años.

«Para una mirada directa a la atmósfera del pasado, los científicos perforan núcleos a través de las capas de hielo polar de la Tierra. Pequeñas burbujas atrapadas en el hielo son en realidad muestras de la atmósfera pasada de la Tierra, congeladas en el tiempo. Así es como sabemos que las concentraciones de gases de efecto invernadero desde la Revolución Industrial son más altas de lo que han sido durante cientos de miles de años.»

7. El Papa Francisco es el primer Papa en mencionar el cuidado de la creación.

Los Papas han hablado durante décadas sobre la necesidad de que todas las personas cuiden la creación. Sin embargo, su llamado se ha hecho más frecuente y más fuerte a medida que la crisis ecológica y la emergencia climática han empeorado.

Durante su mensaje del Día Mundial de la Paz de 1990, San Juan Pablo II habló enérgicamente a favor de la creación. “En nuestros días aumenta cada vez más la convicción de que la paz mundial está amenazada, además de la carrera armamentista […] por la falta del debido respeto a la naturaleza, la explotación desordenada de sus recursos y el deterioro progresivo de la calidad de la vida”.

In 1971, hace 49 años, el Papa Pablo VI dijo: “Bruscamente, la persona adquiere conciencia de ella; debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación”.

El Papa Benedicto XVI profundizó en la enseñanza consolidada de la Iglesia a lo largo de su papado. También adoptó medidas, supervisando la instalación de paneles solares en la Sala Nervi del Vaticano y contribuyendo a que la Ciudad del Vaticano fuera el primer país en convertirse en neutral en cuanto a emisiones de carbono.

En Laudato Si’, la primera encíclica papal sobre ecología, el Papa Francisco situó los milenios de enseñanza católica en el contexto de la crisis ecológica y la emergencia climática actuales.

8. Los modelos climáticos no son exactos.

Diseñar un modelo es un proceso difícil y complejo, por supuesto, y todos los modelos son limitados. Pero ahora que llevamos décadas con tales proyecciones, los científicos también han considerado los resultados de los modelos anteriores.

La respuesta: «la mayoría de los modelos han sido bastante precisos».

Un estudio comparó 17 modelos de proyecciones de la temperatura media global desarrollada entre 1970 y 2007 con los cambios de la temperatura global real a partir de 2017.

«Los resultados: 10 de las proyecciones de los modelos coincidieron estrechamente con las observaciones. Además, después de tener en cuenta las diferencias entre los cambios simulados y reales en el dióxido de carbono atmosférico y otros factores que influyen en el clima, el número aumentó a 14. Los autores no encontraron evidencia de que los modelos climáticos evaluados sobreestimaran o subestimaran sistemáticamente el calentamiento durante el período de sus proyecciones», escribió Alan Buis del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.

«Los resultados de este estudio de los modelos climáticos del pasado refuerzan la confianza de los científicos en que tanto ellos como los modelos climáticos más avanzados de hoy en día están proyectando acertadamente el calentamiento global», dijo Gavin Schmidt, coautor del estudio y director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA. «Esta investigación podría ayudar a resolver la confusión pública sobre el desempeño de los esfuerzos de modelación climática del pasado».

9. En términos prácticos, el mundo no puede detener la crisis climática.

A través de la mejora de una serie de eficiencias energéticas – en edificios, plantas de energía, y en otros lugares – y mejorando la economía de los combustibles, podemos hacer grandes progresos en la reducción de la cantidad de emisiones de carbono que estamos emitiendo.

Mejor aún, el precio de la energía renovable, incluida la energía eólica y solar, ha disminuido drásticamente en los últimos años, lo que hace factible una transición justa de este tipo, escribe John Cook, becario de investigación en comunicación climática.

También podemos trabajar por una transición justa para que la mayor parte de la economía pase de funcionar con combustibles fósiles a funcionar con electricidad. Las soluciones están ahí, escribe Cook.

«No nos equivoquemos, la transición de nuestra sociedad a un futuro sin carbono es un desafío enorme y difícil. Sin embargo, tenemos la tecnología necesaria, sólo necesitamos la voluntad política para hacer el cambio. Cada acción que tomemos ahora reducirá los riesgos que enfrentamos por los futuros impactos climáticos», escribió en BeforeTheFlood.com.

«Y el costo de reducir las emisiones es relativamente pequeño comparado con el costo del impacto climático en la economía, que será cada vez mayor con el tiempo. Los economistas estiman que el dinero ahorrado por no actuar ahora será insignificante en comparación con los costos de los daños en el futuro. El viejo refrán sigue vigente: más vale prevenir que curar».

10. No hay esperanza.

Como personas de fe, sabemos que las cosas pueden cambiar. El Papa Francisco nos lo recuerda en Laudato Si’, y lo hemos visto en todo el mundo en los últimos años.

En 2015, 197 países se unieron y firmaron el histórico Acuerdo de París sobre el Clima, prometiendo limitar el aumento de la temperatura mundial a menos de 2 grados centígrados, y presionar para que el aumento no supere los 1,5 grados, alcanzando cuanto antes la cantidad máxima de emisiones de gases de efecto invernadero.

El acuerdo sigue siendo el «primer acuerdo mundial sobre el cambio climático, universal y jurídicamente vinculante».

Las directrices ambientales publicadas a principios de este año fueron las primeras directrices de este tipo del Vaticano, y fue la primera vez que el Vaticano en su conjunto apoyó la campaña de desinversión de combustibles fósiles.

Ese documento llegó sólo un mes después del mayor anuncio de desinversión de instituciones religiosas. En mayo, 42 instituciones en 14 países anunciaron su compromiso de abandonar los combustibles fósiles.

El movimiento para el cuidado de la creación también crece cada día a medida que personas apasionadas de todo el mundo se reúnen para convertirse en Animadores Laudato Si’ y lograr el cambio en sus comunidades en todo el mundo.