Expresar y vivir la gratitud

3er Domingo del Tiempo de la Creación

Septiembre 17, 2023 | 24avo Domingo del Tiempo Ordinario

ESCRITURAS
Sirácides 27:30-28:9
Salmo 103:1-4, 9-12
Romanos 14:7-9
Mateo 18:21-3

Lectura del Libro de Sirácides, La misión de transmitir el llamado de Dios a la “conversión ecológica integral” en estos tiempos puede llevar a la frustración y la ira cuando las personas se rehúsan a escuchar, niegan la verdad y evidencia, se resisten a actuar, e incluso se oponen activamente al trabajo de cuidar y sanar la Tierra y toda su Red de Vida por codicia de riqueza o poder.

Cuando las crisis son tan urgentes y destructivas como las crisis ecológicas/climáticas de hoy, es difícil ser paciente y amable con aquellos que la causan que no ven la verdad y la necesidad o no están dispuestos a cambiar. Cuando vemos a familias morir de hambre, el Amazonas arder, inundaciones devastar, regiones árticas derritiéndose, naciones librar guerras, y aguas cruciales evaporarse en el calor creciente, la ira por la irreflexión y destrucción parece justa y requerida. Cuando las personas que amamos sufren por el cambio climático o varias formas de racismo e injusticia ambiental, el deseo de atacar a los responsables aumenta rápidamente. Los costos humanos para los que viven ahora y las futuras generaciones pueden ser devastadores. La Tierra incluso ahora está pasando por la Sexta Gran Extinción con costos masivos para toda la vida.

Aun así, Sirácides advierte que aferrarse a la ira y la venganza traerá la ira y la venganza de Dios sobre nosotros. Debemos perdonar las injusticias si esperamos que Dios perdone la nuestra.

La ira justa legítima, por otro lado, puede proporcionar energía y coraje para hablar y trabajar por el cambio, pero este tipo de ira busca comprensión, conversión, y reconciliación, no venganza o destrucción. No se convierte en amargura. A medida que alimentamos una espiritualidad de no violencia, la frustración y el miedo del futuro que sentimos nos mueve a unirnos y fortalecer los movimientos no violentos para la transformación de la social esencial para el cuidado de la creación.

El Salmo 103 celebra el perdón, la misericordia, la paciencia, y la compasión de Dios por nosotros. Al rezar el salmo en el contexto de este 3er Domingo del Tiempo de la Creación, el Espíritu está trabajando con nosotros para profundizar nuestra gratitud sentida por los innumerables dones de la creación y por la misericordia y el perdón de Dios por el abuso de estos dones. El Espíritu anhela salvarnos y rescatar nuestras vidas de la destrucción que nos amenaza a todos.

¿Cómo podemos experimentar la paciencia y el perdón de Dios por las formas en que recibimos, vivimos, y tratamos los dones de Dios de la Tierra, de la creación? ¿Cómo individuos? ¿Cómo comunidad? 

Este pasaje de la carta de San Pablo a los Romanos en su contexto más completo, sirve para alentar a los cristianos a no juzgarse unos a otros. Cada uno vive o muere por Cristo y  ̈cada uno dará cuenta a Dios”. [Romanos 14:12]

El Evangelio de Mateo responde dos preguntas: ¿Con qué frecuencia debemos perdonar a alguien que busca perdón? ¿Qué pasará si no nos perdonamos unos a otros? Jesús no podría se más claro. Debemos perdonar no 7 veces sino 77 veces – una metáfora en su tiempo y una cultura para un número sin límites. Cada vez que piden perdón sinceramente, debemos darlo desde nuestros corazones. Si no nos perdonamos unos a otros cuando Dios nos ha perdonado tanto, perderemos el perdón de Dios.

Para reconocer cuan precioso es el perdón de Dios por el mal uso de los dones de creación, necesitamos ser conscientes de cuán preciosos y sagrados son esos dones.

¿Cómo ha aumentado Dios pacientemente nuestra conciencia de la preciosidad de los dones de la creación? ¿de la tierra y el agua, el aire limpio y la vida, y…? 

¿Qué es lo que más apreciamos, disfrutamos y confiamos en la naturaleza? ¿Cómo podemos llegar a reconocerlo más como regalo de Dios? ¿Cómo podemos crecer en el aprecio de estos dones mientras contemplamos su pérdida por el cambio climático, por tormentas más violentas, inundaciones, incendios, olas de calor…?

¿Cómo podemos contemplar la presencia de Dios en estos dones? ¿Cómo podemos crecer en el discernimiento del don del Ser de Dios en y a través de ellos?

A medida que hemos crecido en conciencia de los dones de Dios en la creación y de nuestro uso destructivo y abuso de ellos, hemos experimentado la paciencia, misericordia, y el llamado de Dios a la conversión en nuestras vidas – una conversión al Evangelio de la no violencia y a lo que el Papa Francisco ha llamado una conversión ecológica integral.

¿Cómo hemos sido perdonados en nuestras jornadas individuales hasta ahora? ¿en nuestra vida comunitaria? ¿Qué es en lo que todavía necesitamos de perdón ahora? ¿Cómo podemos aumentar nuestra conciencia de las formas en que continuamos viviendo sin darnos cuenta o sin preocuparnos por la violencia a la creación por el desperdicio, la contaminación, una “cultura del descarte”, sobreuso de los recursos, la desigualdad, y la pobreza?

Reconociendo nuestros pecados, fracasos, lentitud para cambiar, y pidiendo perdón, necesitamos contemplar y dar profundas gracias a Dios por su paciencia, gentileza en perdonarnos, enseñarnos, llevarnos a trabajar por la nueva creación.

¿Cómo podemos expresar y vivir nuestra gratitud por el paciente perdón de Dios para nosotros personalmente? ¿Como comunidad? ¿Cómo podemos trabajar para profundizar y nutrir esa gratitud del espíritu? ¿Qué tipo de liturgias, oraciones, acciones juntas pueden nutrir este crecimiento espiritual?

¿Cómo puede esa gratitud suscitar paciencia y perdón para aquellos que “están detrás de nosotros” en esta jornada? ¿Para aquellos que resisten o niegan el grito de los pobres y el clamor de la Tierra?

Reflexiones de Fe

¿Estás entre aquellos que creen en Dios que crea todas las cosas, invitando a nuestra contemplación, asombro, y admiración por su rica diversidad, belleza, y bondad en la inimaginable inmensidad del espacio y del tiempo?

¿Estás entre aquellos que creen en Dios que confía a la Tierra en toda su riqueza, diversidad, y bondad y el cuidado de la comunidad Tierra y es paciente y perdona nuestros fracasos y pecados contra su salud, supervivencia, y florecimiento?

¿Estás entre aquellos que creen en Jesús, que nos recuerda el amor paciente y fiel de Dios y el perdón por cada uno de nosotros y nos llama al perdón infalible de unos hacia otros? 

¿Estás entre los que creen en Jesús. Dios hecho carne y sangre, una parte humana de la Tierra, que vivió, respiró y habló entre nosotros, que nos enseñó en el Sermón de la Montaña a vivir sin violencia, que sufrió y murió en una cruz, y resucitó, glorificado, para mostrar claramente el alcance y poder del amor perdonador de Dios?

¿Estás entre aquellos que creen que el Espíritu Santo, que renueva la vida en la creación, gime en unidad con una creación sufriente, y espera, trabajando con nosotros, el renacimiento de la creación?

Esta es nuestra fe. A través de ella vemos la revelación de Dios emergiendo de nuevas maneras entre nosotros. A través de ella abrazamos la promesa de que nuestros anhelos espirituales más profundos se cumplirán a través del Espíritu en los siglos venideros. Amén