A: Dra. Elizabeth Maruma Mrema, Secretaria Ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica, Excelencias de los diferentes Estados, Ministros y Honorables Invitados, Señoras y Señores presentes en esta Cuarta reunión del Grupo de Trabajo de Composición Abierta sobre el Marco Global de Biodiversidad Post -2020.

Nuestra casa común, la Tierra, está sufriendo «por el uso irresponsable y el abuso de sus bienes» que los seres humanos le hemos infligido mediante prácticas que han agotado y están agotando los bienes de la Tierra. 

La naturaleza y la biodiversidad están disminuyendo más rápido que en cualquier otro momento de la historia, y los sucesivos informes científicos importantes han puesto de manifiesto la escala masiva de la pérdida de la naturaleza. También sabemos que el clima y la biodiversidad están inextricablemente conectados con el futuro de toda la vida en la Tierra 

Además, la ciencia es clara: una economía extractiva e insostenible está causando la emergencia climática y la crisis de la biodiversidad, que está destruyendo la creación de Dios y perjudicando a los más vulnerables de entre nosotros, aquellos que menos han hecho para causar la crisis, los pobres y la Tierra.

En línea con la evidencia científica, el Papa Francisco nos recuerda: «El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático». 

El Santo Padre ha dicho además esto sobre la crisis climática «Crea un círculo vicioso que agrava aún más la situación, y que afectará la disponibilidad de recursos imprescindibles como el agua potable, la energía y la producción agrícola de las zonas más cálidas, y provocará la extinción de parte de la biodiversidad del planeta…. la pérdida de selvas tropicales empeora las cosas, ya que ayudan a mitigar el cambio climático».

Estado de la cuenca del Congo

Este último es el caso de la inmensa selva de la cuenca del Congo. Es la segunda selva tropical más grande de la Tierra. Es un ecosistema increíblemente rico y diverso que proporciona alimentos, agua dulce, refugio y medicinas a millones de personas locales e indígenas y alberga especies silvestres en peligro crítico.

A pesar de todo ello, está amenazado por diversos frentes impulsados por la actividad humana:

  • Acaparamiento de tierras y agricultura industrial

Lamentablemente, en los últimos años, los inversores de todo el mundo se han centrado en la explotación de los ricos bienes naturales de África, a menudo a expensas de las comunidades locales y del medio ambiente. La magnitud de la explotación ha supuesto la pérdida de ecosistemas vitales. Los promotores agrícolas internacionales a escala industrial han contribuido a fomentar la deforestación a gran escala y a desencadenar conflictos sociales.

  • Tala ilegal 

La tala insostenible e ilegal en los bosques de la cuenca del Congo -por parte de grandes y pequeñas empresas- está provocando la deforestación, la destrucción del hábitat de la fauna y la flora silvestres, la disminución de la resistencia a la crisis climática y los daños a las comunidades locales. 

  • Conflicto 

Hemos visto una presión indebida sobre los bienes de la Tierra que aumenta la tensión y fomenta los conflictos. Tan solo en la selva del Congo han muerto decenas de personas. Además, se han documentado varios abusos contra los derechos humanos y medioambientales en la región.

Sabemos que destruir incluso una cuarta parte de las tierras vírgenes que nos quedan o contaminar los océanos eliminaría el crítico y necesario sumidero de carbono que -sin ningún coste para la sociedad- nos está ayudando a evitar los peores efectos de una crisis climática galopante.

En vísperas de la visita del Papa Francisco al Congo, reconocemos estos problemas que desgastan nuestra Tierra y queremos dejar claro nuestro acuerdo con el Papa Francisco de que «no tenemos ese derecho» (LS 33) a destruir la biodiversidad.

  • Nos unimos a los llamamientos de la sociedad civil mundial para que no haya más colapso de la biodiversidad y para que las naciones se comprometan a proteger la mitad de la Tierra, el 50% para el año 2030, con el fin de evitar los peores efectos de la peligrosa crisis climática antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad (COP15) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) que se celebrarán este año.
  • Pedimos a los gobiernos, especialmente a los del Norte Global, que son los mayores emisores de gases de efecto invernadero, que cumplan sus compromisos financieros. Les pedimos que garanticen la responsabilidad y la transparencia y ayuden a crear un mundo seguro y resiliente. 
  • Pedimos la protección de los derechos de las primeras naciones y su inclusión en el discurso sobre la biodiversidad y el clima. Las comunidades indígenas son algunas de las primeras en experimentar los efectos adversos de la crisis climática debido a su estrecha relación con el medio ambiente y a su papel de custodios de la creación de Dios, que han ejercido durante mucho tiempo. Sin embargo, a menudo se desestima a estas comunidades porque se cree que representan una mínima parte de la población mundial.
  • Pedimos que se detenga inmediatamente el oleoducto de África Oriental. Si se construye, el oleoducto propuesto desplazará a las comunidades, pondrá en peligro la vida silvestre y empeorará de forma devastadora la emergencia climática y la crisis de la biodiversidad.

Hoy, instamos firmemente a todos nuestros hermanos y hermanas a que comprendan que los seres humanos hemos sido creados de forma única a imagen y semejanza de Dios y estamos llamados a ejercer una administración responsable de la creación en nombre de nuestro amoroso Creador.

En este espíritu de fe, reforzado por la enseñanza de la Iglesia, imploramos que todos desempeñemos nuestro papel individual en la protección de nuestra casa. Que nos comprometamos a crecer en solidaridad, comunión y amistad.

Rezamos para que Dios siga bendiciendo todos los esfuerzos que se realizan para hacer de este mundo un lugar mejor. Que Dios bendiga las deliberaciones y que sean ambiciosamente fructíferas. 

Firmado por:

+Sithembele Sipuka

Obispo de Mthatha y Primer Vicepresidente de la SECAM 

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