En la sala Tutankamón de la Zona Azul, en la COP 27 que se está desarrollando en Sharm el-Sheikh, se llevó a cabo el evento “Justicia climática y de la biodiversidad desde la perspectiva de la fe: ¿qué sigue?”.

Allí participaron diferentes representantes de la fe católica, entre ellos, el padre Eduardo Agosta Scarel y Prince Papa, representando al Movimiento Laudato Si’. Además el cardenal Richard Kuuia Baawobr, obispo de Wa, Ghana; el padre Rigobert Minani SJ, responsable del Sector Social de la compañía de Jesús en la provincia de África Central; el padre Leonard Chiti SJ, director del Centro Jesuita de Reflexión Teológica y el coordinador de la Red Global de Incidencia Ignaciana; Lara Hicks, representante de la ONU en UNANIMA Internacional; Prisca Koffi, coordinadora regional de Jeci África y Paul Rahmat, sacerdote de Indonesia, entre otros. 

Durante el panel se discutieron los retrocesos y las lagunas en las negociaciones en curso entre las Partes sobre las dimensiones clave relevantes de la justicia climática según la Doctrina Social de la Iglesia, apoyando el mensaje emitido por la Santa Sede al inicio de la cumbre.

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El padre Eduardo Agosta Scarel y Prince Papa, representando al Movimiento Laudato Si’.

Se habló sobre los cuatro pilares urgentes para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, los cuales están interconectados y son un marcador de justicia, equidad y justicia basados en los valores de la fe. Estos son la mitigación; la adaptación; la financiación; y las pérdidas y daños». 

En relación a la mitigación se hizo hincapié en la importancia de la desinversión y la rápida eliminación de los combustibles fósiles, junto con el desarrollo de energías alternativas y la financiación de la transición justa de los países más necesitados. Establecer objetivos y plazos para una transición equitativa y justa es fundamental. 

Respecto de la financiación, los representantes mencionaron que falta un debate serio sobre modos claros de financiación para establecer un nuevo paradigma económico diferente de los modelos actuales, basado en presupuesto para las energías renovables y beneficiando a las pequeñas comunidades. 

Sobre las pérdidas y daños, solicitaron compromiso a la COP 27 en financiación y reconocimiento. Es decir, que se reconozca que es un pilar fundamental del Acuerdo de París y que se establezca un mecanismo financiero centrado en abordar las pérdidas y los daños, el cual muchos países del Norte Global se resisten, sugiriendo en su lugar que se debe acordar primero un proceso de diálogo y exploración adicional. El Sur Global necesita urgentemente financiación para pérdidas y daños para ayudar a las comunidades a recuperarse de los impactos climáticos. 

En este punto mencionaron los avances de esta COP, el texto de Red de Santiago sobre Pérdidas y Daños, crucial para ayudar a los países a entender lo que se está experimentando y ofrecer asesoramiento técnico sobre cómo abordarlo. Sin embargo, sin un mecanismo financiero de acompañamiento para pérdidas y daños, esta red no podrá alcanzar sus objetivos.

Finalmente, sobre la adaptación, mencionaron que “el cambio climático es un reto que nos afecta a todos, pero no por igual”, destacando que mujeres y niñas son las más afectadas, especialmente en el Sur Global, y sus voces rara vez se escuchan. Por este motivo pidieron un mayor compromiso con la justicia medioambiental a través de la adaptación, con fondos concesionales de parte de las naciones ricas, accesibles para los pueblos más vulnerables.

La adaptación debe recibir una mayor atención en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, ya que los países en desarrollo siguen enfrentándose a lagunas de capacidad institucional, técnica y financiera con respecto a la aplicación de las estrategias de adaptación.

Como conclusión, el panel mencionó que “no hay tiempo que perder para tomar las decisiones políticas necesarias. Apoyamos moralmente a las Partes en la consecución de políticas globales que garanticen la pronta eliminación de los combustibles fósiles, apoyen una transición energética justa, impulsada por energías limpias accesibles localmente, y establezcan nuevos modos de financiación climática para Pérdidas y Daños para lograr un futuro de desarrollo integral y sostenible para todos. Sólo así una COP podrá ser un paso adelante para tomar decisiones concretas y con visión de futuro, emprendidas pensando en las generaciones más jóvenes antes de que sea demasiado tarde y se comprometa su futuro».