Las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el cambio climático han sido clave para los avances logrados a nivel internacional, aunque aún queda mucho por hacer.

En noviembre el mundo se ha enfocado en la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Egipto, y en garantizar que los líderes mundiales establezcan planes que les ayuden a cumplir con las metas del histórico acuerdo de París del 2015. 

Sin embargo, este mes de diciembre se celebrará otra conferencia de las Naciones Unidas que es tan importante -si no es más-: reuniones en línea para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad, o COP 15.

¿Qué es la COP 15? ¿Por qué es importante? ¿Y por qué los católicos y todas las personas de fe estamos llamados a tomar medidas antes de esta conferencia?

¿Qué es la COP 15?

Esta convención de las Naciones Unidas es la forma en que los países de todo el mundo se ponen de acuerdo para proteger la naturaleza y nuestra casa común.

El convenio se firmó por primera vez en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992. Es un tratado internacional sobre la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de la misma y el reparto equitativo de los beneficios de los recursos naturales.

La convención que se celebrará en Canadá, del 7 al 19 de diciembre, es especialmente crucial porque se ha avanzado poco en la protección de la naturaleza durante los últimos 20 años.

Los países de todo el mundo acordaron objetivos clave en 2002 y de nuevo en 2010, pero apenas se tomaron medidas tras esos acuerdos.

Como informó Reuters: “La cumbre espera establecer tanto objetivos a largo plazo para mediados de siglo como objetivos a más corto plazo para 2030 y, fundamentalmente, presionar para que se plasmen en las políticas nacionales”.

Durante los últimos 20 años, “nadie se ha apropiado de esos objetivos. No es de extrañar que dentro de 10 años descubramos que ninguno de esos objetivos se ha cumplido en su totalidad”, afirmó Li Shuo, responsable de política climática y energética de Greenpeace China.

Un vistazo al borrador oficial de los objetivos para 2030 muestra la acción necesaria y ambiciosa que todos los miembros de la creación de Dios han estado anhelando en las últimas décadas. Estas acciones requerirán que todo el mundo trabaje unido, y que todas las personas de fe se aseguren de que sus funcionarios electos y otros hagan todo lo posible para cumplir estos objetivos.

¿Por qué es importante proteger la naturaleza y la biodiversidad?

A nivel práctico, no podemos detener la crisis climática sin unos ecosistemas sanos y una naturaleza próspera. Como dejó claro la petición “Planeta sano, gente sana”, que el Movimiento Laudato Si’ difundió en 2021, «la crisis climática y el colapso de la biodiversidad son crisis paralelas».

“Un mundo que se calienta está exacerbando la espiral de pérdida de especies inocentes. Y una mayor pérdida de naturaleza pondrá en peligro nuestra capacidad de cumplir el límite de 1,5 grados del calentamiento global. Nos estamos precipitando hacia una catástrofe global, que parece ser irreversible para nuestra casa común, con una trágica pérdida de vidas en toda la creación, a menos que actuemos ahora con gran urgencia”, mencionaba la petición.

​En pocas palabras, la humanidad necesita la naturaleza para sobrevivir y prosperar. No podemos tener personas sanas sin un planeta sano, y esto es especialmente cierto cuando trabajamos para hacer frente a la crisis climática. 

El Papa Francisco resalta en Laudato Si’: “Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana. Por nuestra causa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con su existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho” (LS 33).

El Papa Francisco también comparte lo vital que es el cuidado de la creación de Dios para ser católico en la era de la subida de los mares y el aumento de las temperaturas: “Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana” (LS 217).

La protección de la creación es esencial para nuestra fe. El informe del Instituto de Investigación Laudato Si afirma que “participar activa o pasivamente en la destrucción de la biodiversidad, entonces, es un pecado ecológico”.

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